sábado, 4 de octubre de 2014

INTERLUDIOS MUSICALES DEL ALMA (N° 119)

Por Ruth Ross

Cuando estamos perceptivos, hay momentos en los que nuestra alma vibra en colores, dimensiones, paisajes, figuras, sonidos. Tiempos en los cuales si estamos receptivos podremos escuchar nuestra voz interior contando un hermoso cuento, más claro aún que aquellos que se encuentran en cualquiera de las representaciones artísticas que tanto nos hacen gozar. Esa hermosa historia va tomando forma, realzando diferentes imágenes de nosotros mismos en otras vidas, va uniendo todas las piezas del rompecabezas que da origen al verdadero ser que somos y que nada tiene que ver con nuestro ego y personalidad. Cuando sabemos leer todos los jeroglíficos que se van presentando desde nuestro interior, resurge ante nosotros la totalidad de quienes somos en realidad, se nos presenta  nuestra verdadera misión, y todas las respuestas empiezan a llegar claras y simples a modo de una gran “epifanía”, cuyo significado en el sentido filosófico, expresa una profunda sensación de realización, en el sentido de comprender la esencia de las cosas, trayendo hacia afuera aquello que estaba dentro de nuestro corazón, haciendo que a partir del presente uno se sienta como completado, solucionado y logrado. Por supuesto que para que esto ocurra en nuestras vidas, tenemos que encontrarnos absolutamente alineados, en paz y en la luz y sin ningún tipo de adicciones que controlen nuestra mente y ego. De lo contrario, lo que llegara solo serán distorsiones de uno mismo que solo llevaran a una profunda crisis, depresión y hasta locura.
Una vez que uno arma ese rompecabezas espiritual y comprende quien es y para que está en estos momentos en la Tierra, ha “despertado” a una nueva realidad de su Ser Superior y ya nada volverá a ser como antes. A partir de ese momento la claridad para emprender la vida solo viene desde adentro. Y todo lo que llegue del afuera, las voces de los demás, incluyendo nuestra propia voz mental quedaran excluidas de nuestra vida.
Comenzamos a vincularnos con los grandes “interludios musicales del alma”, que si nos dejamos fluir por completo, nos irán mostrando el camino verdadero por el cual tenemos que transitar, uno que seguramente nos convertirá en diferentes a los demás pero que día a día nos envolverá con más luz y nos llevara a ser a cada instante más felices puesto que estaremos siendo completamente “conscientes” de quienes somos.

 ¡Namaste!                                                                                 

No hay comentarios:

Publicar un comentario