Dale vida a los sueños que alimentan el
alma,
no los confundas nunca con realidades
vanas.
Y aunque tu mente sienta necesidad,
humana,
de conseguir las metas y de escalar
montañas,
nunca rompas tus sueños, porque matas el
alma.
Dale vida a tus sueños aunque te llamen
loco,
no los dejes que mueran de hastío, poco a
poco,
no les rompas las alas, que son de
fantasía,
y déjalos que vuelen contigo en compañía.
Dale vida a tus sueños y, con ellos
volando,
tocarás las estrellas y el viento,
susurrando,
te contará secretos que para ti ha
guardado
y sentirás el cuerpo con caricias,
bañado,
del alma que despierta para estar a tu
lado.
Dale vida a los sueños que tienes
escondidos,
descubrirás que puedes vivir estos
momentos
con los ojos abiertos y los miedos
dormidos,
con los ojos cerrados y los sueños
despierto.
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