EL NÁUFRAGO (Nº 95)
El único sobreviviente de un naufragio llegó a una deshabitada isla.
Pidió fervientemente a Dios ser rescatado y cada día divisaba el
horizonte en busca de una ayuda que no llegaba.
Cansado, optó por construirse una cabaña de madera para protegerse de
los elementos y guardar sus pocas pertenencias.
Entonces un día, tras merodear por la isla en busca de alimento,
regresó a la cabaña para encontrarla envuelta en llamas con una gran columna de
humo levantándose hacia el cielo.
Lo peor había ocurrido; lo había perdido todo y se encontraba en un
estado de desesperación y rabia.
-¡Oh Dios!, ¿cómo puedes hacerme esto? - se lamentaba.
Sin embargo, al amanecer del día siguiente se despertó con el sonido de
un barco que se acercaba a la isla.
Habían venido a salvarlo.
-¿Cómo supieron que estaba aquí? - preguntó el cansado hombre a sus
salvadores.
-Vimos su señal de humo - contestaron ellos.
“Es muy fácil descorazonarse
cuando las cosas marchan mal. Recuerda que cuando tu cabaña se vuelva humo,
puede ser la señal de que la ayuda está en camino.”
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