EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA
Por Sergio Lipp (Nº 95)
LA FELICIDAD NO SE BUSCA... SE ENCUENTRA
Una vez le preguntaron a un sabio: ¿cómo se busca la
felicidad? Y el maestro, mirando
detenidamente a su discípulo, respondió: - La felicidad no
se busca, se encuentra.
No es únicamente la sumatoria de lo que el ser humano
denomina momentos felices, aunque estos se encuentran dentro de lo que podemos
considerar la felicidad, si no que es un concepto mucho más profundo, porque es
un estado del ser. Tampoco se puede comprar, como si se pueden comprar los
momentos felices, ya que estos se relacionan con la
adquisición de algo material o la satisfacción de algún
deseo, considerando desde ya que es grato e importante satisfacer. No tiene
nada de malo disfrutar de un viaje, una buena cena, una reunión, una fiesta, el
sexo, entre de infinidad de cosas que se nos puedan ocurrir, pero en verdad
todo esto no alcanza para “ser feliz”. Esto es un gran error del ser humano,
porque siempre está buscando hacia afuera lo que ya tiene dentro.
Tampoco el dinero o el poder nos van a dar la felicidad. Si
este fuera el verdadero camino, los millonarios, los poderosos, o las prostitutas,
entre otros, serían los más felices y esto por supuesto no es así.
¡Y qué hablar de la inteligencia, la mente y la
personalidad! ¿Acaso los más inteligentes o los que tienen una fuerte
personalidad son más felices? Tal vez, sea totalmente lo contrario. Y si no,
observemos a las personas con síndrome de Down, ¿acaso no están siempre felices?
La Felicidad es un patrimonio exclusivo de nuestra alma; los
sentidos, solo pueden servir para mostrarnos cosas que nos gustan, pero si
solamente nos quedáramos con ellos todo sería muy efímero y luego de disfrutar
de ese momento, nos quedaríamos tan vacíos como estábamos antes.
El ser humano busca siempre llegar a obtener lo que él
considera la “frutilla de la torta” y no se da cuenta que de lo que se trata es
de ser capaz de disfrutar toda la torta, deleitándose también con la frutilla.
El secreto es descubrir y ser capaz de disfrutar del solo
hecho de vivir, de levantarse a la mañana y dejar que entren los rayos del sol,
escuchar el canto de un pájaro, sentir el latido de tu propio corazón, sentirse
pleno y agradecido, amarse a sí mismo como uno es (con sus propios aciertos y
también sus errores), sonreír más, pensar menos, observar como la naturaleza
sigue su curso pese a que el hombre sigue intentando modificarla, y por sobre
todas las cosas, lo más importante que existe y que el hombre olvidó en algún
rincón, y es, que uno nace para ser feliz y que ello significa : ser uno mismo.
Y nunca lo que la sociedad, la lógica humana, la familia, las estructuras o el
deber ser, determinan que uno sea.
Ser uno mismo, significa hacer y ser lo que nos dicta
nuestro corazón, y entonces, y solo entonces, será nuestra verdad cuando alguien
nos pregunte: ¿cómo estás?, responder desde el fondo de nuestro corazón y absolutamente
en forma natural: ¡FELIZ!
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