jueves, 8 de septiembre de 2011
EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA Por Sergio Lipp (N° 82)
LA PARÁBOLA DE LA DISTRACCIÓN
La distracción, el entretenimiento, son muy buenos en si mismos. Nos relajan, nos sacan de las preocupaciones cotidianas, de los llamados “problemas”, de la rutina diaria en la que generalmente elegimos vivir.
¿Pero qué sucede cuando “solo” elegimos estar distraídos?
El mundo actual visible, nos muestra constantemente la importancia de la distracción, parece como que todo lo que nos rodea tiene su centro en solamente mantenernos entretenidos, desde los medios de difusión hasta el propio consumo, para terminar intentándolo en todos los aspectos de la vida. Y lo peor de todo es que, gran parte de la humanidad cae retiradamente en eso.
La verdad es siempre la misma: el ser humano quiere escaparse de sí mismo, no quiere hacerse cargo de quien es en realidad y para qué está en este mundo en este momento. Y la distracción avanza en todos los niveles, simplemente porque es la mejor manera de MANTENERNOS OCUPADOS para así MANTENERNOS DOMINADOS.
Lamento muchas veces poder observar muy claramente como lo mismo, pero de otra forma, ocurre con quienes adoptaron desde hace bastante tiempo un camino espiritual.
Les voy a contar parte de una historia, la historia de una maravillosa hermana de la luz, a la cual conozco desde hace más de 10 años, a la cual llamaré E.
E vivía originalmente como nosotros en Buenos Aires. Un día conoció al que es su marido, con el cual formó una familia que hoy tiene 3 hijos. Desde que estaban de novios, su suegra, una persona muy manipuladora, a la que lo único que le interesaba era mantener el poder que ejercía sobre los que la rodeaban, la hostigó y trató de manejar a su antojo. Como no lo consiguió, recurrió a determinadas personas que están en la oscuridad para ponerle trabas en su camino y hasta llegó a hacerle correr riesgos físicos a su persona. Todo ello hizo que E siempre se mantuviera a la defensiva, muy alerta, esperando cual y cuando sería el próximo golpe que le llegara.
Pero que sucedió en esta historia: que E, por estar tan pendiente de lo que pudiera venirle se olvidó de su poder, se olvidó que era un ser de luz con muchísima fuerza y con una importante misión. No pudo y hasta donde puedo observarla, no puede, darse cuenta que la oscuridad en sí no existe, que como la definen, la oscuridad es simplemente ausencia de luz. Ello quiere decir que a la oscuridad no hay que enfrentarla en su terreno. Se contrarresta mostrándole más luz, y con eso, simplemente no pueden. El error es darle más importancia de la que tiene.
En esta historia, este ser de luz está distraído. Es como si en un camino muy largo a transitar, en una parte del mismo nos tiran piedras, nos quieren golpear, nos ponen barricadas, en fin, cualquier obstáculo para que no podamos avanzar. Y nosotros, en vez de buscar la manera de seguir adelante, aunque recibamos
piedrazos y nos duela el cuerpo, vivimos cubriéndonos detrás de una pared, observando todo el tiempo de donde nos puede venir la agresión.
La verdad es que así, nunca podremos avanzar y nuestros agresores siempre se saldrán con su objetivo, el cual es distraernos del camino para impedirnos llegar mucho más lejos, que es lo que vinimos a hacer en este mundo, brillar con la luz más intensa que podamos.
Solo tenemos que descubrir nuestro propio poder.
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