Aquí estoy, en un día en el que el invierno riguroso en el extremo sur de nuestro planeta invita a meterse para adentro, a sumergirse en el ostracismo, en la mirada interna y en el recogimiento.
Me siento junto al hogar y veo el repiqueteo de las llamas de fuego con grandes bocanadas de colores azules, naranjas, amarillos, verdes y blancos bailando una danza mágica llena de luz que me sume en la meditación más profunda.
Y dentro del estado de éxtasis y bienestar, permanezco en un tiempo sin tiempo a donde la gloria de estar viva es el eterno presente, a donde nada importa, ni lo vivido ni lo por vivir.
Gracias a Dios son muchos los momentos en mi vida en los que logro estos estados de comprensión, de expansión, de entrega… Pero también hay muchos que como ser humano que soy, aprendiendo en este momento en este bendito planeta escuela, piso el palito y cometo errores… No discierno, me enojo, discuto, culpo, me equivoco… Y eso fue lo que ocurrió el pasado mes en que el Universo me puso a prueba una vez más y yo me enojé, pero me enojé tanto, que cuando llegó el momento de escribir las líneas para mi columna no podía enfocarme en hacerlo.
Pero aquí estoy, renaciendo como el Ave Fénix de las cenizas, pasé la prueba!!! Comprendí y seguiré comprendiendo aún más, que fue lo que tuve que aprender, y lo más importante es que sigo en mi lugar, con mi entereza, mi fortaleza, mis ganas de seguir adelante con mi misión de luz.
No es fácil el camino que elegí, el camino que mi familia eligió , el camino que los guerreros de la luz a lo largo y a lo ancho de nuestra Gaia, elegimos cumplir, pero, es maravilloso. No existe posibilidad más grande para el ser humano consciente en este momento planetario que el de formar parte de los cambios, que el de levantarse de las caídas y seguir subiendo la escalera o la montaña que nos conducirá a la luz infinita, que nos conducirá a los cambios finales, los que sabemos que estamos transitando a pasos acelerados.
Somos los pioneros. Nos tocan y nos han tocado pasar por grandes y duras pruebas.
Pero aquí estamos. Seguimos de pie marchando, caminando, transitando.
Con alegría continuamos cantando nuestra canción Lemuriana, aquella que habla del reencuentro de amor entre amigos, entre hermanos, entre compañeros del destino, para continuar despertando a aquellos corazones rezagados con los que hemos venido trabajando desde otras épocas. Para que juntos volvamos a formar parte de lo bueno, de lo mejor.
Así que aquí estoy, amad@ herman@ mirando el fuego, concentrada en mi interior, recuperando la consciencia y cantando siempre la misma canción, mientras espero que te unas a nosotros.
Recuerda que te amo y que no estás sol@. Y, que una caída no debe alejarte del camino verdadero.
50 AÑOS
Este es un mes muy especial para mí, puesto que es el mes en el que se conmemora que hace 50 años mi Ser Superior eligió encarnar en mi cuerpo físico en la Tierra, para formar parte de todos estos procesos de cambios a nivel terrestre / humanidad.
50 años… Con tantas cosas vividas, con tantos aprendizajes, con tantas alegrías, felicidades, tristezas, berrinches, dolores…
50 años… Con un bagaje de recuerdos, de sentimientos, de emociones…
50 años… Con la alegría de que a los 30 y pico desperté y comencé a vivir la vida desde otro lugar, de otra manera, de verdad!!!
50 años… Comencé mi historia actual en Buenos Aires, Capital Federal, siendo la hija mayor de un matrimonio de recién casados a los que luego se sumó mi hermana menor y fuimos una familia tipo. Recuerdo con intensidad cada instante vivido en familia con ellos. También con mis abuelos, mis tíos, mis primos, los amigos del pasado…
Una adolescencia difícil pero que hoy sé que fue así para que yo pudiera crecer y evolucionar y de la que ahora a la distancia, entiendo a la perfección cada uno de los porqués.
A los 20 llegó el amor, conocí a mi otra mitad, estuvimos de novios 4 años y nos casamos, formamos una hermosa familia con 3 hijos que hoy tienen 23, 19 y 9 años respectivamente. Hasta hace 11 años vivimos en Buenos Aires y luego nos trasladamos aquí a Mina Clavero, Córdoba, adonde hoy vivimos y a donde nació nuestra pequeña hija menor. Nuestra vida familiar estuvo signada por muchos momentos en los que por sobre todo imperó el amor. Tiempos en los que creíamos que la vida se miraba a través de los espejitos de colores, tiempos de dolor, de bronca, y tiempos de despertar a nivel personal y familiar, tomando contacto con otras dimensiones de la luz en el Universo, recibiendo muchos aprendizajes evolutivos, cambiando por completo nuestra vida y transformando cada célula y fibra de nuestro ser, dejando o intentando dejar que nuestro Ser Superior tome el mando y guíe el timón de nuestra vida.
Hoy siento que más que nunca la vida he de vivirla en el “aquí y el ahora”, tratando de no pensar en el pasado y mucho menos en el futuro. Permitiendo que la existencia fluya en un ritmo constante y me sorprenda con lo que el Universo quiere para mí, con lo que el Padre considera será mi mejor o mayor aprendizaje, con lo que la Voluntad Divina quiera manifestar…
En muchos momentos, más de los que quisiera por cierto, quisiera abandonar el barco y tirarme al agua… Pero, siempre mi Ser vuelve a rescatarme de mi mente, mi ego y mi personalidad y vuelve a tomar el control para llevarme a buen puerto, ayudándome a cumplir con creces la gran misión planetaria que en lo que a mi respecta he venido a cumplir.
Hoy, a mis hijos y a vos que me acompañás mes a mes quisiera decirles: “Tenés la obligación de ser feliz. No importa lo que estudies, lo que seas, lo que hagas... Siempre hacé y sé lo que traiga felicidad a tu corazón… No importa lo que los demás hagan o digan, siempre hablarán… No importa lo que los demás piensen de vos, si vos sabés que estás haciendo lo correcto y que vas por la senda correcta y que en tu vida y accionar impera siempre el amor de tu corazón… Siempre sé vos, y no te dejes encandilar por los falsos espejitos de colores ni por los falsos prejuicios de aquellos que aún no son conscientes de que la vida es otra cosa, de que la vida es una maravilla diaria para poder llenarnos y llenar a todo de luz. Recordá que tanto lo bueno como lo malo que nos ocurre, siempre, pero siempre, es por algo… Y así podrás hacer de tu camino un suave recorrido viviendo sobre la palma de la mano extendida de Dios que te evitará cualquier golpe innecesario en tu gran vivir”.
Gracias a todos por acompañarnos siempre como lectores de nuestra revista. Gracias a todos por estar en este festejo de mis 50 años conmigo. Gracias a todos por existir y por querer en sus vidas algo que los ayude a entender, a comprender, a despertar y a evolucionar para poder simplemente “ser”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario