Hace un tiempo una persona me decía que nos consideraba “superiores”
por tener la capacidad de ver las cosas con tanta claridad (según sus
expresiones) y ser capaces de transmitir el mensaje que transmitíamos. Y yo le
expliqué que de ninguna manera éramos superiores a nadie. Solo por
circunstancias de la vida, habíamos tenido y tenemos la posibilidad de
ver las cosas desde otro lugar, y por eso nuestra percepción era diferente a la
mayoría de las personas.
Le di el siguiente ejemplo: imaginemos que la vida en la Tierra se
desarrolla sobre la superficie
terrestre (tercera dimensión) y para nosotros la realidad es lo que
podemos ver, oír y tocar. Entonces, todo se basa en eso, por lo que si se le
pregunta a cualquier persona donde termina la realidad, va a mirar hasta donde
pueda ver y decir “hasta allí”. Además,
tenemos que tener en cuenta que esto es lo que aprendió durante toda su vida y
es lo que a su vez aprendieron sus padres y sus generaciones anteriores. ¿Pero qué
sucedería si apareciera una escalera enorme donde pudiera subirse y elevarse
más allá del piso?. En este caso, descubriría muchas cosas que no sabía que
estaban. Por ejemplo, lo primero que notaría es que al subir su campo de visión
se va ampliando y podría ver que hay muchas cosas más allá de donde podía ver
desde la superficie. Por lo tanto, lo que él creía que era la realidad, estaba
limitada al lugar desde donde él podía ver. Por otra parte, lo otro que
descubriría es que cuanto más sube más cosas nuevas tiene por descubrir, y lo
que es más increíble, es que no tiene posibilidad de determinar hasta que
altura llega esa
escalera, por lo que las nuevas realidades que se le presentan son casi
infinitas.
Además, aunque él había descubierto todo eso, su vida seguía
transitando en la tercera dimensión, por lo que al volver seguiría viviendo de
la misma manera, limitado a como era en la vida en la superficie. Solo podía
contar a quien quisiera escuchar que la realidad no era como todos pensaban, a
lo cual, inexorablemente se iba a encontrar con que la mayoría no le creería y
hasta lo agrediría por decir tonterías. ¡Si la realidad está a la vista!
El problema que se plantea en estos casos es que él ya sabe la verdad,
por lo que tiene que buscarle la vuelta y seguir viviendo en la tercera
dimensión, simplemente esperando que otros puedan ir subiendo la escalera para
luego poder compartir con ellos las vivencias que él ya tiene.
Yo le terminé explicando que todo depende de una palabra maravillosa:
EVOLUCIÓN, y que todos los seres humanos estamos transitando un mismo camino,
en realidad, que algunos, como nosotros, nos toca transitarlo desde adelante,
llegando primero que muchos otros, que llegarán cada uno a su propio tiempo,
pero inexorablemente... llegarán. También le expliqué que es en definitiva la
vieja historia de la humanidad, la de muchos idealistas que rompieron la
estructura de su época y naturalmente fueron incomprendidos para ser seguidos por muchos otros o sus ideas
aplicadas mucho después y por ello ser valorados. La propia historia de la
humanidad nos muestra infinidad de casos como esos, que incluso pagaron con su
propia vida o fueron encerrados, simplemente por osar mostrar otras realidades
que las que se tenían en cuenta.
Ya lo decía el gran Julio Verne: “Lo que yo puedo imaginar, otros lo
harán realidad”.
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