Cuando propuse la teoría de la
relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo
transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios
del mundo. Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario,
años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo
que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente
poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación
formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso
está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido
identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el amor.
Cuando los científicos buscaban
una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las
fuerzas.
El amor es luz, dado que ilumina
a quien lo da y lo recibe. El amor es gravedad, porque hace que unas personas
se sientan atraídas por otras. El amor es potencia, porque multiplica lo mejor
que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El
amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es
amor.
Esta fuerza lo explica todo y da
sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante
demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única
energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he
hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2
aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor
multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión
de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene
límites.
Tras el fracaso de la humanidad
en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra
nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos
que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la
vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiendo que en él habita, el
amor es la única y la última respuesta.
Quizás aún no estemos preparados
para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir
todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada
individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya
energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir
esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo
vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quintaesencia
de la vida.
Lamento profundamente no haberte
sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti
toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el
tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he
llegado a la última respuesta.
Tu padre.
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