jueves, 3 de julio de 2014

"EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA" Por Sergio Lipp

EL JUEGO DE LA VIDA (Del Nº 116)
                                                                              
La vida es un juego, la mayoría de las veces, aunque para el ser humano tenga tantas aristas dramáticas. Simplemente porque es un poco ignorante de la auténtica verdad. No por culpa del propio ser humano, al cual nadie le explicó nunca de qué se trataba vivir, sencillamente porque en la esencia del propio juego de la vida está eso de descubrir en qué consiste el juego y recordar quienes son los protagonistas, y todo eso forma parte del juego. Un juego que comienza en otra dimensión de consciencia, allí de donde todos venimos y allí a donde vamos cuando termina nuestro período de existencia física.
Lo más extraño del juego es que la mayoría de las personas se va de este mundo sin descubrir ni siquiera que era un juego. Es como si se representara una gran obra llamada “mi vida” en la cual cada uno tiene un rol, que se encuentra ubicada en un gran teatro llamado “planeta Tierra”.
La verdad, únicamente se puede hallar (y como siempre parcialmente) iniciando un camino de crecimiento espiritual, donde se produzca el re encuentro con el alma, que sabe la verdad completa, y de esta manera y en la medida de la propia evolución, ir descubriendo, como pequeños rayos que nos iluminan, una comprensión más elevada de la verdad. Y allí, vamos comprendiendo que el ciclo que nosotros llamamos vida, es solo una pequeñísima parte de lo que es para nuestra alma, aquella que vive miles de vidas diferentes en  muchos casos, ya que depende exclusivamente del tiempo en el que esta está reencarnando en el planeta, tanto es así, que para el alma que somos en realidad, el nacimiento es una muerte, es integrarse a un cuerpo y a una densidad que no tenía en su estado natural, allí donde existe con plena sabiduría e iluminación, en el amor más divino y en total paz, y por eso es que al bajar a este  mundo se le borran todos los recuerdos, para que haga el camino que elija, de la manera en que lo decida, y pueda descubrir o no las cosas según su propia experiencia. Y desde donde viene se pactan las experiencias y circunstancias principales de lo que va a ser su vida, así como que padres va a tener, con que condición, en qué país, cultura y situación social, económica, etc.; también si va a tener que pasar por muertes cercanas, guerras, pobreza o riqueza, etc. Cada cosa importante es arreglada previamente y es el verdadero significado de la palabra “karma”, que significa “aprendizaje”, no como suele llamarse comúnmente, castigo. Y todo aprendizaje es para trascenderlo, aunque siempre nos cuesta, pero tenemos que comprender que justamente por eso nos es puesto.

Nada es casualidad. Todo proviene de un lugar donde todo es perfección. Cuando Dios nos mira, no nos ve solamente en esta vida siendo nosotros, nos observa con un panorama extraordinariamente complejo y siendo nosotros mismos, pero álmicamente en todas nuestras encarnaciones. Por eso es que cada cosa que nos sucede y nos sucederá responde a la perfección más acabada de un plan mayor, al cual desde esta dimensión no tenemos posibilidad de acceder. Por eso es que tenemos que aprender a disfrutar, teniendo en claro que las cosas nunca son ni serán, en verdad como nosotros las vemos, a desdramatizar (y no significa con esto que no seamos personas a las cuales nos pasen infinidad de cosas que nos hagan sentir) a comprender que la vida terrenal es simplemente una parte muy, pero muy pequeña de este gran juego, llamado “EL JUEGO DE LA VIDA”.


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