Eclipses, erupciones solares, portales, todo contribuye a nuestra
máxima purificación. A mostrarnos desnudos interiormente, ante nuestros propios
ojos y ante los ojos de los demás. Y en esa desnudez interior vamos
encontrándonos con aquellas partes de nosotros mismos que ya ni recordábamos.
Aquellas viejas cáscaras del pasado que creíamos haber superado por completo y
que ahora el Universo nos muestra como una gran mancha a la que debemos limpiar
con “aceptación” y con “amor”, para terminar por fin con esos últimos vestigios
de lo que fuimos, para sentarnos de una buena vez en nuestra mayor perfección.
Es un proceso duro y doloroso si se quiere este de dar el fino torneado
a mano, del carbón para que termine de brillar en nuestro interior como un
perfecto diamante.
Somos seres de luz viviendo una experiencia humana, y como tal, hemos
adosado a nuestro brillante ser, viejos miedos, creencias y limitaciones que
han venido acompañando a la humanidad desde hace eones y debemos terminar con
todo eso, haciendo que fluya por completo cual
lava de un volcán, y ello puede sumirnos por completo en un estado de
angustia, desgarro y dolor. No olvidemos que estos lastres, aunque no sean
buenos hoy para nuestro crecimiento, nos han venido acompañando durante tanto,
tanto tiempo en esta vida y en las anteriores, que el soltarlas puede crearnos
quizás patrones de cierta confusión y miedo.
Todo esto está trabajando en cada uno de nosotros tanto como individuos, como a nivel de nuestros
grupos familiares, grupos de pertenencia, pueblos, ciudades, países,
continentes y a nivel Gaia en sí.
Es por eso que hoy más que antes, sentimos y escuchamos cosas que no
eran tan comunes o eran impensadas por
nosotros que podrían ocurrir a nivel planetario o a nivel humano.
Nuestro trabajo hoy más que nunca tiene que ser intenso, sin claudicar.
Meditar, orar, agradecer, agradecer y agradecer. Debemos visualizar las
imágenes de nuestros cambios, así como
las transformaciones hacia la luz de nuestras amadas Gaia y humanidad.
Encuentro en estos tiempos personas, que en cuanto la cosa se les pone
un poquito más difícil pierden su eje, y por lo tanto, aquello más importante
que todos debemos tener en estos tiempos para nuestra evolución: la FE.
En seguida se sumen en un pozo de oscuridad constante y no logran
salir. La noticia hermanos es que… si no aprovechan esa oscuridad para salir de
nuevo hacia la luz, cada vez les costará más. Entrarán en un abismo de dolor y
no llegarán a vislumbrar un camino de salida.
Estos tiempos son para sobrevolar los desequilibrios, los problemas.
Para dejar que sea el transcurrir de cada suma de respiraciones las que vayan
sanando las heridas. Dejando que sea la Voluntad Divina quien nos traiga la
Perfección que necesitamos para nuestra metamorfosis. Este es el momento de
sacar el águila que todos tenemos dentro para que nos enseñe a mirar todo desde
lo más alto, desde otra perspectiva en el camino. Así, y solo así, lograremos
no entremezclar-nos en absurdas peleas que nos quitarían la energía. Sólo de
ese modo nos
alejaríamos de situaciones que todo lo que harían sería meternos más y
más en ese pozo de oscuridad creyendo que somos las víctimas y que todo el
mundo está en nuestra contra.
En estos últimos tiempos he presenciado tantos casos como este que te
estoy describiendo. Y, sin la posibilidad de ayudar a que las personas logren
ver lo que no quieren ver. Porque en su victimización se ponen ciegas por
completo a la luz que uno quiere mostrarles. Entonces, en esos casos, dejo de
hacer. Envío luz a distancia. Y que el Universo y su Ser Superior se encarguen de
como siguen su camino. Uno no puede avanzar el camino por el otro. Cada uno
tiene la elección de saber el cómo y de qué manera continuar con sus aprendizajes
en esta vida. Y tenemos que poder aceptarlo y dejar que sus caminos sean los
que ellos han decidido encontrar por delante.
¡Es tan hermoso poder sentir que YA ESTAMOS transitando la quinta
dimensión de consciencia! Espero que seas de aquellos que al igual que yo, pasa
más tiempo por día en su vida “AGRADECIENDO” por todo lo que ha vivido, vive, o
vivirá.
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