8 PODEROSAS DECISIONES PARA
DOMINAR EL CAMBIO – Por Leo Alcalá
(De: www.hermandadblanca.org)
Muchas cosas de las que hoy te
afectan, como el entorno y los cambios de los que estás siendo partícipe, están
fuera de tu control. Pero afortunadamente, no importa las circunstancias en las
que te encuentres, tienes varias cosas de las que puedes adueñarte y tomar
control.
Me refiero particularmente a lo
que realmente determina cómo te sientes en este momento ante tus problemas y
retos. Estoy hablando de tu actitud. Es decir, de cómo tú eliges responder ante
las circunstancias y quién decides ser ante el cambio.
Es tu actitud la que puede aumentar
o reducir tu estrés de manera profunda.
Si bien darse un masaje o hacer
ejercicios —o incluso el amor— son excelentes antídotos contra el estrés, si no
son acompañados por un cambio de actitud apenas llegan a tener un efecto
temporal.
¿Cómo te adueñas de tu actitud?
A continuación te ofrezco ocho simples pero poderosas decisiones para tomar
control sobre tus respuestas ante lo que te sucede, reducir significativamente
tu estrés y aumentar tu capacidad para manejar el cambio.
Primera decisión: En vez de resistir… Yo
Acepto
Acepta lo fáctico, lo que es un hecho. Hay
circunstancias que, por más que te esfuerces, no puedes cambiar —al menos no
tan rápido como te gustaría. En ocasiones el cambio, aunque no te guste, es un
hecho.
Tu estrés aumenta cuando resistes
lo que te sucede. Al resistir le das poder a aquello que estás resistiendo. Al
aceptar y soltar tu resistencia recuperas tu poder y puedes sentirte mejor. En
este instante en tu vida, en tu trabajo ¿qué es importante aceptar? ¿Qué puedes
dejar de resistir?
Que quede claro: no estoy
sugiriendo que te resignes. Tú puedes aceptar las circunstancias
actuales —simplemente por el
hecho de que en este momento, son esas las circunstancias— y a la vez elegir
cambiar lo que está en ti modificar.
Segunda decisión: En vez de resignarme… Yo
aprovecho
Así como es importante aceptar
lo fáctico también es fundamental aceptar tus posibilidades de acción inmediata
y transformación a futuro. Esto es lo que hace la diferencia entre la
resignación y la ambición activa por una mejor situación.
Aprovecha lo que sí está en tus manos hacer,
lo que tú sí puedes controlar, aquello en lo cual sí tienes injerencia y te es
posible llevar a cabo.
¿Qué oportunidades puedes aprovechar?
Cuando identificas tus oportunidades y actúas
para aprovecharlas, te alejas de la ansiedad producida por la sensación de
estar fuera de control. En vez de sentirte al efecto pasas a experimentarte
como causa.
Así que ponte en movimiento y decide
aprovechar lo que sí está en ti lograr.
Tercera decisión: En vez de
evadir… Yo Asumo
¿Qué de lo que te afecta tiene que ver
contigo?
Cuando las cosas no son como las quisiéramos
es muy fácil apuntar hacia afuera y buscar un culpable. El reto—y la esencia de
la madurez—está en asumir lo que es tuyo: la forma en que tú has contribuido a
lo que hoy sucede y la oportunidad que tienes para cambiar las cosas.
Si evades tu responsabilidad,
niegas tu poder y tu capacidad para aprender.
Cuando asumes lo que te
corresponde te adueñas de tu poder al momento que tomas consciencia sobre lo
que puedes aprender y mejorar.
Cuarta decisión: En vez de sólo
desear… Yo Me Comprometo
La única forma de obtener
resultados diferentes es haciendo cosas distintas.
Desear algo mejor es necesario,
pero no es suficiente. El deseo debes acompañarlo con el
compromiso de hacer lo que haga
falta hacer para mejorar tus circunstancias.
¿Qué vas a cambiar para lograr
sentirte mejor?
Tus hábitos cotidianos pueden
reforzar tu energía y debilitar tu estrés. En este sentido, algunos cambios
simples pueden hacer gran diferencia.
Por ejemplo, si eres de los que
diariamente te sometes a una intensa dieta mediática, qué tal si eliges leer
menos la prensa diaria y evitar el maratón de los noticieros nocturnos en
televisión justo antes de acostarte. Te apuesto algo: el mundo no va a cambiar
porque tú dejes de ver, escuchar y leer noticias; pero tú salud mental sí puede
beneficiarse enormemente de una adecuada dieta mediática.
¿A qué simples cambios te
comprometes para lograr lo que necesitas para sentirte mejor? ¿Qué hábitos
constructivos y positivos puedes incorporar en tu vida?
Quinta decisión: En vez de
preocuparme… Yo Me Ocupo
El antídoto para tus preocupaciones: ocúpate;
ponte en acción; muévete hacia lo que quieres y está en ti lograr.
Hay situaciones que definitivamente escapan de
nuestro control. Hagamos lo que hagamos, ni siquiera podemos influir sobre
ellas. Entonces, ¿qué caso tiene preocuparte por aquello que escapa de ti?
¿Algo te preocupa? ¿Está en ti hacer algo al
respecto? Entonces ponte en acción; de lo contrario, acepta que eso escapa de
tu esfera de influencia y decide soltarlo para hacerte cargo de las
oportunidades que sí puedes aprovechar.
Quizá no puedas cambiar tus
circunstancias en este momento. Pero sí puedes elegir una actitud que te
permita aceptar lo que es, aprovechar lo que es posible, comprometerte a lograr
lo que quieres y ponerte en acción.
Sexta decisión: En vez de
olvidarme de lo que tengo… Yo Agradezco
Cuando los niveles de estrés se
incrementan y te encuentras rodeado de cambios y nuevos desafíos, es normal que pierdas
perspectiva y te desconectes de lo que tienes. En medio del caos corres el
peligro de dar por sentado y olvidarte de lo que realmente llena tu vida y
constituye tus éxitos y fortalezas.
¿De cuántas cosas podrías estar
agradecido en tu vida?
La gratitud es un excelente
antídoto ante las sensaciones de desesperanza, ya que te permiten conectarte
con la abundancia y magia de tu vida. El agradecer te permite enfocarte en lo
que tienes —para continuar avanzando hacia tu éxito y plenitud— en vez de
aquello que te hace falta.
En la gratitud los miedos se
desvanecen ya que te das cuenta de que has recibido y tienes más de lo que
creías. Conéctate con ella y no olvides los miles de regalos que has disfrutado
en forma de experiencias, amistades, aprendizajes, momentos, oportunidades,
amores, talentos, fortalezas, conocimientos.
¿Qué podrías agradecerle a la
vida en este momento?
Séptima decisión: En vez de
desconfiar… Yo confío
¿Estás eligiendo creer que tus
problemas son más grandes que tú o que tú eres más grande que ellos?
¿Crees que tus circunstancias negativas son permanentes
o sabiamente eliges creer que todo se mueve en ciclos y que después del
invierno viene la primavera?
¿Estás pensando que estás al efecto de las
circunstancias o sabes que tú tienes el control para adueñarte de tu capacidad
para salir adelante?
¿No te sientes seguro de quienes
te acompañan o decides confiar en el carácter y la capacidad del otro?
Confiar o no confiar. La decisión es tuya.
Octava decisión: En vez de visualizar en
negativo… Yo Apuesto a Ganar
Como decía Henry Ford, “si crees
que puedes o crees que no puedes, estás en lo cierto”. En ti está elegir
conscientemente apostarle a tu éxito y tener fe en que todo lo que sucede es lo
mejor.
El miedo se alimenta de una
proyección mental catastrófica de lo que puede suceder. Esa misma energía y
talento para visualizar en negativo puedes enfocar en lo que realmente deseas:
el éxito.
No es simple pensamiento positivo. No es
pretender ingenuamente que todo va a salir bien por el simple hecho de pensar
que así va a ser. Esta es la octava
decisión. Ya aceptaste la realidad. También identificaste lo que puedes
aprovechar de las circunstancias. Además has asumido tu responsabilidad en el
proceso. Estás comprometido a la acción y estás ocupándote de lo que es
posible. Conectado con la gratitud por lo que ya tienes, decides confiar en ti,
en el otro y en el proceso.
Ya lo que queda es apostar a
ganar… y llevar tus decisiones a la acción.
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