domingo, 25 de enero de 2015

EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA Por Sergio Lipp

CUENTOS, PARÁBOLAS Y METÁFORAS 
(Primera Parte) (N° 123) 
LOS OBSECUENTES DEL EGO
Había una vez un poblado donde todas las decisiones las tomaban los egos (cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia). En ese poblado surgía la “urgente necesidad” de buscar una solución a un problema que tenían desde hacía mucho tiempo: por el pueblo cruzaba un río que lo dividía en dos y la única forma de cruzarlo era caminar más de 10 km. hasta un poblado vecino que tenía la misma dificultad y había construido un puente.
Fue entonces, que se reunieron todos los mejores egos de la población y decidieron casi por exclamación que construirían también un puente. El ego Carlos, elegido como la voz más representativa, se encargaría de coordinar todos los medios necesarios para lograrlo. Pero en el medio de la reunión, observaron a alguien que se había quedado sentado, sin emitir palabra ni movimiento alguno, siendo el único con esa actitud. Entonces el ego Carlos le preguntó a este integrante del poblado, “sabiduría interna”,  el por qué no había aclamado como todo el resto; a lo que él simplemente respondió que él sentía que no había que hacer nada, solo esperar. Desde ya, fue abucheado y agredido por la mayoría.
El tiempo pasó, se reunieron todos los medios necesarios, las personas que iban a intervenir, el proyecto completado y se puso manos a la obra.
Un desastre resultó cuando la época de lluvia  avanzó más fuerte que nunca y un buen día el agua embravecida arrastró todo lo construido hasta ese momento.
Tiempo después se reunieron nuevamente y decidieron alquilar lanchas con la idea de comprarlas más tarde, si resultaba bien el sistema de cruzar por ese medio. Y nuevamente la naturaleza actúo y dio vuelta algunas embarcaciones.
Al tiempo surgió la idea de desviar el curso del agua. Como siempre las ideas, que surgían normalmente de los egos mayores del pueblo, eran aclamadas de pie. A todo esto “sabiduría interna” contemplaba sentado tranquilamente en cada reunión y era abucheado y agredido cada vez con mayor énfasis.
Finalmente el agua no se pudo contener y recobró naturalmente su curso.
A todo esto, días después, “sabiduría interna” se instaló con una carpa en un sector determinado del río, observándolo, y a los dos días lo cruzó tranquilamente, él sabía que determinados días al mes el caudal decrecía en ese sector y permitía que se cruzara caminando.
A partir de ese momento dicen que algunos pocos lo siguen y la mayoría sigue culpándolo de ir en contra de las decisiones de los egos.

LA VERDAD SIEMPRE SE ASOMA
Nuestra realidad es siempre la misma, metafóricamente hablando. Siempre hay un árbol que nos tapa el bosque, y nosotros, porque es lo que se aproxima a nuestros sentidos, lo tomamos como si “eso” fuera la realidad, pero en verdad la realidad es mucho más amplia, y es que ese árbol pertenece a un inmenso bosque que está  detrás de él.
En esta metáfora, la verdad es como un hombrecito que está escondido detrás del árbol que podemos percibir, y cada tanto se asoma y nos señala el bosque que está detrás de él, pero nosotros generalmente no le pres-tamos atención porque nuestra mente está demasiado ocupada y entretenida con el árbol que vemos en primer lugar creyendo que eso es lo verdaderamente

importante.

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