CUENTOS,
PARÁBOLAS Y METÁFORAS
(Primera Parte) (N° 123)
LOS
OBSECUENTES DEL EGO
Había una
vez un poblado donde todas las decisiones las tomaban los egos (cualquier
similitud con la realidad es pura coincidencia). En ese poblado surgía la
“urgente necesidad” de buscar una solución a un problema que tenían desde hacía
mucho tiempo: por el pueblo cruzaba un río que lo dividía en dos y la única
forma de cruzarlo era caminar más de 10 km. hasta un poblado vecino que tenía
la misma dificultad y había construido un puente.
Fue
entonces, que se reunieron todos los mejores egos de la población y decidieron
casi por exclamación que construirían también un puente. El ego Carlos, elegido
como la voz más representativa, se encargaría de coordinar todos los medios
necesarios para lograrlo. Pero en el medio de la reunión, observaron a alguien
que se había quedado sentado, sin emitir palabra ni movimiento alguno, siendo
el único con esa actitud. Entonces el ego Carlos le preguntó a este integrante
del poblado, “sabiduría interna”, el por
qué no había aclamado como todo el resto; a lo que él simplemente respondió que
él sentía que no había que hacer nada, solo esperar. Desde ya, fue abucheado y
agredido por la mayoría.
El tiempo pasó,
se reunieron todos los medios necesarios, las personas que iban a intervenir,
el proyecto completado y se puso manos a la obra.
Un desastre
resultó cuando la época de lluvia avanzó
más fuerte que nunca y un buen día el agua embravecida arrastró todo lo
construido hasta ese momento.
Tiempo
después se reunieron nuevamente y decidieron alquilar lanchas con la idea de
comprarlas más tarde, si resultaba bien el sistema de cruzar por ese medio. Y
nuevamente la naturaleza actúo y dio vuelta algunas embarcaciones.
Al tiempo
surgió la idea de desviar el curso del agua. Como siempre las ideas, que
surgían normalmente de los egos mayores del pueblo, eran aclamadas de pie. A
todo esto “sabiduría interna” contemplaba sentado tranquilamente en cada reunión
y era abucheado y agredido cada vez con mayor énfasis.
Finalmente
el agua no se pudo contener y recobró naturalmente su curso.
A todo esto,
días después, “sabiduría interna” se instaló con una carpa en un sector
determinado del río, observándolo, y a los dos días lo cruzó tranquilamente, él
sabía que determinados días al mes el caudal decrecía en ese sector y permitía
que se cruzara caminando.
A partir de ese momento dicen que algunos pocos
lo siguen y la mayoría sigue culpándolo de ir en contra de las decisiones de
los egos.
LA VERDAD
SIEMPRE SE ASOMA
Nuestra
realidad es siempre la misma, metafóricamente hablando. Siempre hay un árbol
que nos tapa el bosque, y nosotros, porque es lo que se aproxima a nuestros
sentidos, lo tomamos como si “eso” fuera la realidad, pero en verdad la
realidad es mucho más amplia, y es que ese árbol pertenece a un inmenso bosque
que está detrás de él.
En esta metáfora, la verdad es como un hombrecito que está escondido
detrás del árbol que podemos percibir, y cada tanto se asoma y nos señala el
bosque que está detrás de él, pero nosotros generalmente no le pres-tamos
atención porque nuestra mente está demasiado ocupada y entretenida con el árbol
que vemos en primer lugar creyendo que eso es lo verdaderamente
importante.
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