¿Y PARA QUÉ?
Una vez mantuve la siguiente
conversación con mi mamá, al ver que ni bien se levantaba prendía un canal de
noticias, el cual se mantenía encendido casi todo el día.
-
Mamá,
¿para qué ponés las noticias desde temprano?-
-
¿Cómo
para qué? Para estar informada – me contestó.
-
¿Y
para qué necesitás estar informada? – le pregunté.
-
Pero…
imagínate, yo salgo de casa y me comentan algo que está pasando y si no, no
tengo de que hablar.-
-
¿Y
para qué te sirve eso?-
-
Pero
hijo… no puedo parecer una tonta, tengo que saber qué es lo que está pasando.-
-
¿Y
para qué?-
-
¿Cómo
para qué?, para poder hablar con la gente.-
-
¿Y
por qué no hablás de la vida, de lo hermoso de la naturaleza, de la paz
interior, etc., etc., etc.-
-
…
No sé…-
Esta conversación
casi textual, representa lo que el ser humano dice que es la realidad. La gran
mayoría de las personas terminan hablando sobre los temas, que quienes manejan la
opinión pública nos ponen sobre el tapete, y así, tristemente nos manipulan en
todo, y nosotros, caemos en la trampa una y otra vez. Todo está estudiado muy
prolijamente para que nuestra personalidad responda a ciertos parámetros
preestablecidos y además, para que nuestro ego se sienta complacido. Por ello,
en realidad lo que todo el tiempo estamos haciendo es un “culto a la
personalidad”, todo el día buscamos conversar con quien sabemos que va a
coincidir con nuestras apreciaciones sobre algo, y si no intentamos que
coincida, y como la mayoría de las veces lo logramos, porque el otro hace
exactamente lo mismo, nos vamos satisfechos, aunque nuestros puntos de
coincidencia sean las más atroces o estúpidas conclusiones.
Parecería que vamos
por la vida buscando ser “creíbles”, y ello se logra formando parte de la
mayoría, ¿pero cuando buscamos la verdad?. Hay un concepto generalizado de que
la “mayoría” detenta la verdad, desde que los griegos inventaron la democracia,
y no hay duda que no pudiendo determinar qué es lo mejor, la mayoría por lo
menos nos da una manera legítima. Lo que sucede es que con el tiempo la
aplicamos a casi todos nuestros conceptos, dando por hecho que estando con la
mayoría estamos representando la verdad. Pero eso no es cierto, porque hace
mucho que la verdad ha sido manipulada. No tenemos ninguna otra forma que
descubrirla, abstrayéndonos un poco de todo y preguntarnos a cada paso que
damos, ¿y para qué hacemos cada cosa?, ¿y para qué hablamos eso que hablamos?,
¿y para qué tomamos determinada decisión?.
Cuando pongamos
sobre el tapete de nuestra vida cada vez más el ¿y para qué?, podremos darnos
cuenta claramente que en gran parte de nuestra vida terminamos haciendo o
diciendo lo que al otro le complace y eso muy pocas veces tiene verdaderamente
que ver con lo que en verdad nosotros queríamos.
No existe ninguna
posibilidad de encontrar la verdad sobre todas las cosas si no es apartarnos de
lo que hace o dice el otro y preguntándonos a nosotros mismos ¿y para qué? Y si
nosotros mismo no encontramos la respuesta a esa pregunta, mi querido amigo, es
porque no tiene ningún sentido que lo hagamos.
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