SILENCIO INTERIOR (Nº 105)
Muchos de nosotros, ni bien encarnamos en este mundo, lo hicimos
al solo efecto de transitar estos tiempos, de participar de estos cambios, y si
bien son momentos que por fuera vibran y se sienten como tumultuosos, como vertiginosos,
a donde todas las caretas se van cayendo y eso podemos verlo tanto en nuestro
entorno más íntimo como en las generales de nuestra humanidad, también hay
muchos seres de todas las edades que han decidido partir y no participar de
estos momentos y se van de las maneras más impensadas. Por otro lado, este es
un tiempo único, exclusivo, intenso y especial y, debemos lograr abstraernos de
todo. Para ello, aquellos que somos perceptivos y que venimos haciendo nuestro
trabajo, percibimos la energía que se está manifestando, y entonces sentimos:
un gran silencio, ganas de meternos para adentro y de permanecer aislados, casi
como dentro de una gran esfera de luz, sin demasiadas ganas de tomar contacto
con el afuera, y, cuando me refiero al afuera, quiero decir sin ningún deseo ni
intención de vincularme con cualquier ser, persona, lugar, cosa o situación que
no sea la quietud de nuestro propio espíritu albergado en un dorado trono
dentro de nuestro corazón.
Mover cada parte de nuestro cuerpo físico cuesta, un cansancio sin
control y sin tregua se apodera de nosotros.
Para estirar un músculo es necesario pedirle permiso al otro. El
desgano aumenta más y más, pero, al mismo tiempo, una sensación de que todo está
maravillosamente bien como está, una sensación de que nada importa fuera de
nosotros mismos, de que tenemos que aceptar estos tiempos, estos momentos,
de que es indispensable conectarnos con
el silencio para desde ahí reencontrarnos con nosotros mismos con total
intensidad.
Si bien el frio del invierno que estamos transitando en el Cono
Sur, nos acompaña en este tránsito que estamos viviendo; estas energías, esta
intensidad que nos toca vivir se vibran
y se sienten a lo largo y ancho de todo nuestro planeta. Eso sucede tanto en
los lugares a donde el calor marca temperaturas muy elevadas como aquí, en los
que el termómetro marca bajo cero. Es que la intensidad energética que estamos
viviendo, nada tiene que ver con el clima en sí.
Estamos dentro de un proceso por demás transformador, aliviador,
purificador y limpiador. Uno por el cual somos conscientes de que nunca
volveremos a ser los mismos. Sabemos que algo más que profundo está mutando en
nosotros y distintos síntomas físicos van acompañando nuestra metamorfosis.
Es difícil saber cómo terminaremos luego de todo este gran cambio,
pero algo es muy seguro, y es que ya nunca volveremos a ser los mismos, no
podremos volver para atrás.
Estamos viviendo como nunca antes nuestra vida pulsada desde el
hoy, desde el “aquí y ahora”, con una tranquilidad y confianza absoluta de que
todo lo que ocurra en nuestras vidas será manifestado para nuestro mayor bien,
y con esa confianza absoluta en que la Luz y la Voluntad Divina, solo traerán
la perfección para que avancemos en nuestro camino. Es que nuestra entrega es
más que absoluta.
Nos sentamos a meditar y fluimos en el vacío interior, y desde
nuestra mente consciente, manifestamos al éter nuestros más profundos y
anhelados sueños para que esta energía infinita traiga la manifestación a
nuestra vida de todo aquello deseamos se concrete para delinear un nuevo rumbo
hacia la perfección eterna.
La energía está en marcha para recordarnos que es desde nosotros
mismos que todo cambio será pulsado, que
es este el momento de crear nuestros verdaderos sueños. y para diseñar los
nuevos trazos, dibujos, colores y olores que llevarán nuestra nueva vida, en un
rumbo constante hacia la quinta dimensión de consciencia, hacia la evolución
tan anhelada por cada uno de nosotros. Y mientras tanto, solo nos sentimos
unidos al Todo y nos entregamos a un viaje profundo y divino en paz y
felicidad.
Namasté!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario