LLEGÓ LA HORA DE DISCERNIR
Estamos en las vísperas del año 2012. Y es hora de acelerar nuestros procesos de cambios. Y para ello, hay algo básico que deberíamos hacer, que es “dejar de pensar como humanos”, como dice Kryon.
Por supuesto, que no vamos a dejar de ser seres humanos, sino que se trata, de ir dejando esta tercera dimensión de consciencia, de que nuestros pensamientos respondan cada vez en mayor medida al resultado de nuestro mejor discernimiento, a la expresión de nuestra verdadera sabiduría interna, a que reflejen cada vez más mayor profundidad. En definitiva, de que nuestra hipercomputadora inteligente, que es el cerebro, vaya eliminando los datos erróneos de que se fue llenando, reemplazándolos con datos verdaderos, los cuales únicamente pueden surgir de una versión más evolucionada de este ser humano que somos hoy y, por sobre todas las cosas, utilizando nuestro discernimiento interno, el único que nos puede indicar con claridad que es “verdad” y que es la “aparente verdad” que hasta este momento sosteníamos, muchas veces por errores propios, gran parte, por errores que venimos recibiendo desde tiempos inmemoriales y muchas veces, porque nuestra estructura mental es tan rígida que por diferentes motivos nos mantuvo ciegamente sosteniendo esos pensamientos.
El desarrollo de nuestro hemisferio izquierdo nos hizo evolucionar intelectualmente en forma increíble, pero también nos hizo arrastrar infinidad de errores como si fueran la verdad más absoluta.
Kryon nos da un pequeño cuento para que tomemos como un ejemplo como funciona nuestra estructura mental: él cuenta que en una época determinada había una ranita que siempre saltaba; con el tiempo, a alguien se le ocurrió que si decía ¡salta ranita! ella lo hacía y se lo fue comunicando a otras personas, quienes llevaban a su vez a otras y hacían la prueba, le gritaban ¡salta ranita! y ella saltaba. Así fue pasando el tiempo y pasaron las generaciones, todas sabían que si le gritaban ¡salta ranita!, las ranitas saltaban.
Un buen día a alguien se le ocurrió cortarle las patas a una ranita y ver que pasaba, fue allí que descubrió que ya no podía saltar. Llamó a otras personas y reiteraron las pruebas con otras ranitas, allí pudieron verificar que ninguna volvía a saltar. Hicieron consultas con muchísimas personas distintas hasta que decidieron llamar a un grupo de científicos para que estudiaran con detenimiento y con mucha profesionalidad que era lo que sucedía.
Luego de un tiempo llegaron a una contundente conclusión:
“Cuando se le cortan las patas a las ranas, estas no pueden volver a saltar porque... se quedan sordas y no pueden escuchar la orden”.
Este ejemplo, que parece un poco exagerado, pero muy ejemplificativo, nos muestra como las aparentes verdades mas absolutas, pueden ser transmitidas con el paso del tiempo, muchas veces, no dándonos cuenta de que puede ser la más absoluta mentira.
No nos olvidemos que “somos lo que pensamos”, por ende, nuestros pensamientos crean nuestra realidad o la transforman en la verdad más absoluta.
Que esto sea así o no, depende de nuestro discernimiento más profundo.
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