Por K. Gibran
Un filósofo
llegó un día al taller de un zapatero remendón con unos zapatos gastados. Y el
filósofo dijo al remendón: -Por favor, remienda mis zapatos.
-Ahora estoy
remendando zapatos de otros hombres, y hay todavía más para reparar antes de
que pueda ocuparme de los tuyos. Pero deja tus zapatos aquí, y usa este otro
par por hoy, y ven mañana a buscar los tuyos.
-No uso
zapatos que no son míos -protestó indignado el filósofo.
-Pues bien
-dijo el remendón-, ¿en verdad eres tú un filósofo y no puedes calzarte con
zapatos de otro hombre? Al final de esta calle hay otro remendón que comprende
a los filósofos mejor que yo. Recurre a él para remiendos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario