APRENDIENDO A VIVIR EN UN NUEVO MUNDO
Por Ruth Ross (Nº 98)
21 DE DICIEMBRE DE 2012 - LA GRAN LLEGADA
Finalmente llegamos, ya estamos aquí. Hace tiempo nuestra Gaia y
nuestra humanidad han venido iniciando un viaje para el que se nos fue
preparando, dando instrucciones de todo tipo y que nos situaba en diciembre
de 2012, o, mejor dicho, en la terminal
de llegada, que sería exactamente el 21 de diciembre de 2012.
Hoy ya estamos aquí y el viaje nos ha dotado de un gran aprendizaje, de
un gran crecimiento interior, de una profunda evolución.
¿Qué nos depara lo que sigue? Muchas personas no hacen más que pensar
erróneamente que el fin del mundo está al acecho. Más esto no es real. Todo lo
que la Tierra ha venido produciendo en estos tiempos para su reacomodamiento
terrestre, para alivianar su equipaje, para ascender a la quinta dimensión y sutilizar
su cuerpo, es lo mismo que hemos venido transitando cada uno de nosotros como
individuos.
Cortes, desapegos, liberaciones!!! Ya nada es ni será como antes!!!
Pero delante nuestro hay un mundo nuevo para cocrear, un mundo nuevo para
soñar, un mundo nuevo al cual integrarnos y vivir de la manera en la cual
siempre anhelamos dentro de lo más profundo de nuestro corazón.
Vivir vibrando desde el amor más profundo, divino e incondicional.
Amando y aceptando desde las profundidades de nuestro ser a nosotros mismos y a
cada partícula viva en nuestro Planeta y Universo.
En lo personal, a mi familia y a mí nos están mostrando día a día los
cierres de ciclos, las terminaciones. Tenemos que estar muy despiertos
permanentemente porque en cada pequeña cosa
hallamos el mensaje más profundo. Cada cosa, por más trivial que
parezca, nos trae un profundo y gran mensaje que si sabemos leerlo, nos
mostrará la clave del fin del ciclo. Situaciones mundanas, tanto por ejemplo
como el nacimiento de tres árboles de moras en nuestro terreno o la llegada de
una nueva mesa para nuestro comedor, o el reencuentro con algunas personas con
las cuales hemos estado muy cerca en los comienzos de este, nuestro camino
espiritual, pero a las que desde hace muchos años no habíamos vuelto a ver.
En todo, en absolutamente todo, y puedo asegurarte que casi a diario,
encontramos las señales o las antorchas que van encendiendo nuestro camino y
van mostrando la luz que en algún momento nos conducirá al “nuevo comienzo”.
Sabemos que algo muy fuerte está terminando…
Sabemos que nos estamos encaminando hacia algo muy nuevo, más aún no
sabemos bien el cómo, el cuándo y el donde.
Lo único que sé es que continuamente escucho en mi interior la palabra
“vacíate” y sé que tengo que “soltar”, soltar todo y todos los apegos, soltar
mis ataduras, mis miedos, mis limitaciones… Ser capaz de desprenderme de todo
aquello que pudo haber acompañado mi camino desde lo material hasta hoy, pero que en estos momentos ya no
me sirve. En este período hemos estado trabajando mucho con Sergio en desprendernos
de papeles, cassettes, fotos, y todo lo que hace mucho tiempo ocupa lugar en
nuestra casa y que ya no tiene sentido que continuemos guardando, estamos
liberando espacio… porque nada importa más que el espíritu divino, el resto,
todo, es plausible de un desapego.
Sé que tengo que entregar desde cosas materiales, hasta emociones,
miedos creencias y limitaciones, para poder estar liviana, para poder volar,
para poder ser. Sé que lo que tenga que ser “será”, y sé que estoy entregada y
que disfruto sin miedos de toda esta gran transformación.
No soy la misma, lo sé. No tengo los mismos gustos, ni deseos y sobre
todo me paro de otro modo delante de la vida. Tengo la certeza de que lo que
viene en esta ascensión terrestre del 21 de diciembre será hermoso, y sé que
por delante me espera el mundo que siempre soñé.
¿Y vos? ¿Cómo estás viviendo estos procesos? ¿podés escuchar las
señales que el Universo todo te envía a través de las pequeñas cosas mundanas
de tu vida?¿que sos capaz de soltar y de entregar para continuar avanzando en
este camino que te conduce hacia tu propia ascensión a la quinta dimensión de
consciencia? Espero sinceramente que puedas permanecer atento/a, que puedas
permanecer permanentemente en el “aquí y ahora” porque desde ese lugar estarás
encontrando el principio para todo lo demás.
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