domingo, 24 de abril de 2011

"INVESTIGACIONES PARA DAR A LUZ... UN NUEVO MUNDO" (Nº 77)

El Poder Curativo Del Agua Del Mar                    René Quinton: Un Sabio en el Olvido





RENÉ QUINTON (1866-1925)
René Quinton nació el 15 de diciembre de 1866 en Chaumes, Brie (Francia). Hijo de un médico y alcalde de la ciudad, Quinton no recibió formación científica particular alguna, sin embargo como muchos grandes hombres de la historia, fue un autodidacta sumamente culto que estaba al tanto de los principales avances y descubrimientos científicos de su época. 
Después de estudiar letras y hacer algunos cursos en el Museo de Historia Natural, comenzó su peculiar y genial carrera en el ámbito científico que revolucionó los paradigmas de la época.
La academia de ciencias francesa no dudó en decir que después de Darwin, nadie sino Quinton había hecho aportes tan relevantes en el campo de la biología. Sin embargo, sin ánimo de entablar batalla contra nadie, demostró al mismo Charles Darwin que “la vida no se somete al medio, sino al contrario, es el medio el que se somete a la vida, a la célula”.
Enfermó de tuberculosis, pero al haberse trasladado una temporada a vivir junto al mar y curarse, descubrió que la composición química del agua del mar es muy semejante a la de la sangre de los vertebrados, retomando así los trabajos del célebre fisiólogo Claude Bernard.
De esta forma nació el célebre “Plasma de Quinton”, utilizado en los dispensarios marinos que él mismo creó para salvar miles de vidas en diversas ciudades francesas y extranjeras.


Hacía 1897, en el laboratorio de Fisiología y Patología de estudios Superiores del Colegio de Francia, sustituyó toda la sangre de un perro callejero por agua de mar isotónica (diluida con agua dulce en una proporción de 2/3 agua del mar por uno dulce). En apenas unos días, el organismo del perro volvió a reproducir los glóbulos y plaquetas que convierten el agua marina en sangre. El animal se recuperó completamente. 
Louis Pasteur acababa de morir (1895) tras haber desarrollado su trabajo basado en el ataque a los microbios invasores. De ahí surgieron las vacunas y los antibióticos, el negocio de las farmacéuticas en la medicina moderna.
Sin embargo, el mismo Pasteur había reconocido en su lecho de muerte que “el terreno lo es todo”. Quinton ya tenía claro con antelación, que para vencer a la enfermedad, todo lo que había que hacer era reforzar “el terreno”, el medio interno de la persona, esencialmente agua de mar, pero “isotónica”.
Al tomar agua del mar o al sernos inyectada, nuestro medio interno recupera su poder. Y en un medio interno correcto ya no hace falta perseguir a los microbios nocivos, porque allí ellos no pueden prosperar. El suero marino da fuerza biológica a la célula para oponerse a la mayoría de las enfermedades.
En 1975, en el Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), se llevaron a cabo experi- mentos con varios perros similares a los de Quinton, bajo los Protocolos de la Comunidad Europea, con agua isotónica. Los resultados fueron satisfactorios y los perros se recuperaron perfectamente.
Con ello se demostró que el agua del mar, que contiene los 118 elementos de la tabla periódica, es más eficaz que el suero artificial. Durante la Primera Guerra Mundial, el ejército francés empleó agua de mar para compensar la pérdida de sangre de los heridos en combate.

En diciembre del 2003, en la misma Universidad de La Laguna, se practicaron el desangrado de diez perras y se les trasplantó esta vez agua hipertónica como plasma sanguíneo, es decir, recogida directamente del Océano Atlántico, recuperándose todas perfectamente y sin ningún problema.
En 1904 Quinton publicó el libro “El agua de mar, medio orgánico”, el cual despertó un gran interés en todo el mundo. Pronto empezó a abrir sus dispensarios marinos en París, Montpellier, Lyon, Londres y Egipto y hubo hospitales que se adhirieron al método marino.
El éxito fue fulminante. Las inyecciones de agua de mar isotónica aplicadas a los lactantes en los dispensarios marinos, se contaban por miles. Los médicos prescribían las inyecciones y Quinton alcanzó enseguida la fama.
Los problemas de salud de los bebés y los niños eran mucho más abundantes que hoy día. La mayoría de ellos relacionados con la desnutrición. Utilizando las virtudes del agua del mar, Quinton contribuyó de forma decisiva a reducir la mortalidad infantil, salvando a miles de niños de una muerte segura.
También trataba a los adultos muchos de ellos desahuciados por los médicos a los que lograba curar simplemente con un tratamiento de agua del mar. Los principales casos eran tifus, cólera y diarrea, la tuberculosis, los niños prema- turos, la anorexia, enfermedades de la piel y malnutriciones graves.
Quinton curaba a la mayoría de ellos. Están documentados casos gravísimos a los que el tratamiento del mar los curó de forma fulminante.
En 1914, ya se habían presentado ocho tesis doctorales y originales solo en Francia sobre el suero marino. En vísperas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el Ministerio del Interior francés se proponía intervenir para que las inyecciones de agua de mar fueran obligatorias en la época escolar, del mismo modo que la vacuna de la viruela… pero llegó la guerra y con ella el olvido que fue aprovechado por los detractores de Quinton que no podían asumir el hecho de que curase sin ser médico o científico titulado. Los dispensarios abiertos, fueron desapareciendo progresivamente. Es incomprensible e inaceptable que la ausencia de un pedazo de papel universitario, pueda ocasionar semejante daño a la humanidad. Quinton poco a poco fue apartado de su popularidad bajo un escenario de guerra y posguerra donde las multinacionales comenzaban a despertar de sus lúgubres cavernas y convertirse en un verdadero cáncer de la sociedad.
Los médicos, tras apoyarle antes de la guerra, le olvidaron ya que veían en él y en sus curaciones, un peligro que ponía en evidencia  el  prestigio de su profesión y sus métodos de cura. Las farma- céuticas con las vacunas y fármacos despertaban de su letargo y extendieron sus garras y raíces en sus clientes favoritos, los enfermos, ocultando el poder del agua del mar, un antibiótico natural totalmente gratuito y que hubiera podido desempeñar una milagrosa erradicación de las mayorías de las enfermedades existentes por entonces y en la actualidad.
Las conclusiones de Quinton nos llevan a comprender que los organismos propios de la vida animal


son verdaderos acuarios marinos en las que las células que lo constituyen, continúan viviendo en las mismas condiciones en las que se encontraba la célula primitiva.
Para comprobarlo, Quinton realiza una serie de experimentos que, entre otras cosas, demuestran que los glóbulos blancos sobreviven perfectamente en el agua del mar, lo cual hasta la fecha, no se ha podido lograr en ningún otro tipo de medio, incluyendo el suero, que básicamente está compuesto de agua y cloruro de sodio.
Básicamente postuló que la vida se originó en el mar, y que cada cuerpo humano es como un pequeño océano en el que flotan las células. Si este océano interior mantiene sus condiciones físicas (es decir, su ph, salinidad, temperatura, etc.) similares a las primigenias, el conjunto del cuerpo se mantiene en un estado de equilibrio natural, que es lo que llamamos salud.
Y al contrario, si se presenta una carencia o un desequilibrio en estos factores, se dificulta (o llega a impedirse) el funcionamiento normal del conjunto del organismo, que es el estado al que llamamos enfermedad.

Divulgar los usos y aplicaciones del agua del mar, se hace  imprescindible, al tener ante nosotros y de forma gratuita, el plasma marino que nos da salud y energía para vivir.
Todos los seres vivos procedemos del mar. El ciclo de la vida y el clima en el planeta, nace en el mar. El mar tiene la solución a todos nuestros problemas, es un plasma de energía inmenso, gratuito y no valorado por los intereses egoístas de las multinacionales que todo lo quieren patentar, sin importarles la vida en la Tierra. La savia del mar nos hace respirar y vivir con intensidad.


¿Qué Es el Agua de Mar?


El agua de mar ha sido utilizada desde hace miles de años por su poder curativo. En la China, 2500 años antes de Cristo, el emperador Fu-Shi, padre de la medicina marina recomendaba agua de mar, algas marinas y sales marinas para recuperar la salud y conservarla.
Platón constató hace más de 2 mil años, al curarse de una tuberculosis después de una larga estancia a orillas del mar, que “el mar cura todos los males del hombre.
29 Millones de personas mueren al año de sed cuando científicos como el Dr. Quintón han demostrado que el agua de mar, no solo es potable, sino que es muy beneficiosa y necesaria para el cuerpo humano.
El 97,5% del agua está en el mar y los océanos, el 2% está en los polos congelada y el 0,5% está en los lagos o circula por los ríos y es la que utilizamos. Cuánto tiempo viviremos en paz con este escaso 0,5%?




EL Agua de Mar cura la desnutrición y previene otras enfermedades. Estuvo reconocida como medicamento y financiada por la Seguridad Social francesa  desde el año 1943 hasta 1982, y durante la II Guerra Mundial se utilizó para paliar la escasez de sangre en transfusiones y operaciones.
En el mar tenemos la solución a los grandes retos y problemas del siglo XXI: hambruna, pobreza, desertización, calentamiento global, escasez de agua, etc.
Cada 1L de agua de mar está compuesto por La Sopa Marina que contiene: 965 cc de agua, ácidos nucleicos, ADN, aminoácidos esenciales, proteinas, grasas, vitaminas, minerales (118 elementos de la Tabla Periódica completa), fitoplancton, zooplancton –krill/omega3–, huevos y larvas de peces, cadenas de carbono, material particulado, 10 mil millones de virus, 9 mil millones de bacterias y la información de los orígenes de la vida celular, todo en un ambiente alcalino de pH 8.4. Motivos por los cuales el agua de mar es el nutriente más completo de la Naturaleza, biógena y patogenicida.


El Poder Curativo del Agua del Mar           Por la Dra. María Teresa Ilari


El fisiólogo francés René Quinton demostró científicamente que el agua de mar tiene una composición muy parecida a los fluidos de los seres vivos (plasma sanguíneo, lágrimas, orina y los líquidos que en que nadan las células corporales y que las conforman). Basado en la hipótesis de que el origen de la vida sobre el planeta Tierra se dio en los océanos primigenios y que al restituir el agua de mar a los seres vivos se podría devolverles la vida, es decir mejorar la salud, salvó miles de vidas en los dispensarios marinos de Francia y otros países occidentales.
Actualmente, gracias a los aportes de importantes científicos en el mundo (Laureano Domínguez y Wilmer Soler en Colombia, Ángel Gracia en Miami, Héctor Bustos en México, y médicos de Latinoamérica, España, Japón y Europa Oriental) se han podido establecer las bases científicas del método marino, que está ayudando a la cura y desintoxicación de los enfermos que consultan en los actuales dispensarios marinos de los países latinoamericanos y europeos.
Actualmente en Nicaragua, un grupo de médicos y terapeutas preparados académica y científicamente en la Facultad de Medicina de la UNAN- Managua y la UNAN- León, prescriben con gran éxito el agua de mar a sus pacientes. Se calcula un consumo mensual de 7 mil litros, en base a la distribución de la Clínica Santo Domingo a nivel nacional y al auto abastecimiento reportado por pobladores de otras regiones del país.


El efecto terapéutico del agua de mar se debe a su composición, que abarca más de 9 sales y toda la tabla periódica de minerales y oligoelementos, en forma orgánica y biodisponible. Así mismo contiene el plancton, fito y zooplancton, del que se nutren exclusivamente las ballenas misticetas que alcanzan tal tamaño y volumen.
El agua de mar puede ser consumida a cualquier edad, y lo es en todos los estratos sociales. Tiene un especial efecto benéfico en las épocas más vulnerables de la vida: en la infancia, tercera edad y estado de gravidez, por su alto valor nutritivo y efecto energizante en el organismo.
Hemos podido comprobar en nuestra práctica clínica que controla la presión en hipertensos, reduce la retención de líquidos en enfermedades del hígado (cirrosis) y coadyuva a la mejoría en enfermedades del corazón (cardiopatías, arritmias), del riñón (insuficiencia renal crónica, cálculos renales), patologías de la piel (psoriasis, dermatitis, alergias, hongos), diabetes, enfermedades del tiroides, rinitis alérgicas y sinusitis, obesidad, estrés, insomnio, etc. En condiciones de gravedad y en pacientes terminales también es útil, pero se requiere un control y seguimiento médico estricto, al igual que en enfermos crónicos multimedicados.
La base de su acción terapéutica está en la mejoría del “terreno” o medio interno, donde suceden las reacciones bioquímicas que mantienen nuestra vida, ya que aporta todos los oligoelementos que actúan como coenzimas o ayudadores. Sus 3 ejes de actuación son: el reequilibrio hidroelectrolítico, la reposición enzimática y la regeneración celular.
La dosis promedio es de medio litro al día. Se puede tomar pura y mezclada con agua dulce o refrescos de limón, naranja, piña, tamarindo, pitahaya, papaya, guayaba, etc. También se puede usar para salar las comidas en vez de la sal común.
Se puede recoger en una playa limpia, lejos de cloacas o desembocaduras de ríos que reducirían su salinidad, y también en alta mar por medio de barcas. El agua de mar es analizada periódicamente en el centro nacional de Higiene y Epidemiología 
del Ministerio de Salud, siendo reportada libre de microbios y totalmente potable.


El mar se poluciona cuando le echamos plásticos, basura y petróleo, pero no se contamina, ya que tiene mecanismos de inactivación de los microbios de procedencia accidental terrestre, como son la osmosis, la biocenosis y los altos contenidos en cloro.
La ingesta de agua de mar es recomendada en el entrenamiento deportivo de deportistas olímpicos y de alto rendimiento, ya que incrementa el vigor, el desempeño físico y la resistencia. También se ha observado que favorece el rendimiento escolar y la concentración en los estudios. Se ha usado durante huelgas de hambre prolongadas para mantener la vida y la energía.
Es utilizada en ganadería para la alimentación y cura de las reses y en granjas avícolas. También en agricultura biosalina en países desérticos como Arabia o donde hay escasez de agua dulce (litoral de China), permitiendo la irrigación y fertilización de árboles frutales y cultivos, incluyendo las hortalizas.
Tiene aplicaciones en Higiene para la desinfección de las piscinas y potabilización del agua para beber en países del Tercer Mundo. Se han desarrollado proyectos de reforestación de desiertos litorales en Eritrea (por la Universidad de Arizona) mediante la siembra de mangle y salicornia, planta de alto poder nutritivo para humanos y animales. 
Se plantea la construcción de mareductos que permitan la canalización de agua de mar a oasis marinos en los países pobres y desérticos de África, proyecto que lograría erradicar 10 millones de muertes anuales por hambre en el mundo.
En las experiencias de náufragos voluntarios se ha comprobado que la ingesta de agua de mar y la protección de los rayos ultravioletas del sol permite la sobrevivencia en alta mar por períodos de tiempo prolongado. 




El agua de mar es en definitiva el líquido noble en su composición y acción, que permitió el surgimiento de la vida en la Tierra y que devuelve la vida a nuestro organismo enfermo. Es el líquido que más abunda en el planeta, es gratuita y está al alcance de todos. Es el primer medio natural con que Dios bendice nuestra salud.


Información: www.aquamaris.org  / www.ondimar.com  / www.oasisydispensariosmarinos.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario