Por Arnaldo Quispe (Takiruna)
Soy de la madre tierra cuando participo
del misterio del amor y cuando dejo que este en su estado de pureza sea quién
gobierne mis pasos.
Soy de la madre tierra cuando ayudo al
desamparado, cuando doy de mí como símbolo de reciprocidad, cuando mi compasión
es incondicional.
Soy de la madre tierra cuando respeto al
gran espíritu que mora en cada género de cosa, cuando reafirmo su inteligencia
esencial.
Soy de la madre tierra cuando valoro lo
que soy y doy gracias por cada facultad asignada sin mayores miramientos que la
paz.
Soy de la madre tierra cuando voy en
correspondencia con los elementos de mi cuerpo, siendo éste hecho a su imagen y
semejanza.
Soy de la madre tierra cuando respeto la
vida de mis hermanos los árboles y permito que ellos completen sus ciclos de
vida.
Soy de la madre tierra cuando mis
animales domésticos dejan de ser simples mascotas y pasan a ser mis hermanos
espirituales.
Soy de la madre tierra cuando adopto
huertos, plantas o flores creando en mi propia casa un sentido de armonía con
la naturaleza.
Soy de la madre tierra cuando me honro en
dar ejemplo de sostenibilidad, depositando todo objeto usado o inservible donde
corresponda.
Soy de la madre tierra cuando uso de modo
responsable los recursos energéticos disponibles, ahorrándolos al máximo por el
bien común.
Soy de la madre tierra cuando reciclo
todo lo que uso, haciendo que toda producción humana se reutilice
responsablemente.
Soy de la madre tierra cuando visito las
montañas y respeto la biodiversidad convencido que todo cuanto nos rodea tiene
vida.
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