jueves, 30 de julio de 2015

EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA Por Sergio Lipp

COMO SUSPENDIDO EN TIEMPO Y ESPACIO (N° 129)
Estos son tiempos por demás extraños, extraños según mi experiencia de vida anterior, según mis antiguos aprendizajes, en definitiva, según eran las cosas en la tercera dimensión.
Sé que esto de lo que estoy escribiendo, no responde al parámetro de vida de la mayoría, sino todo lo contrario. Pero también sé que esto que estoy viviendo en el hoy lo será en algún momento para todos, de acuerdo al tiempo exacto que cada persona necesita.
Estoy viviendo ya en la quinta dimensión, por lo menos parcialmente y les puedo asegurar que las sensaciones y lo que uno va experimentando, no tiene nada que ver con cómo eran las cosas en la tercera dimensión.
Siento como si estuviera maniatado con cuerdas que sujetan mis brazos y mis piernas a una silla, obligándome a ser un mero espectador de mi propia vida, que se presenta ante mí como en una película. No puedo moverme ni accionar nada, y si por momentos me suelto y lo hago, no surte ningún efecto. Es como que nada tiene el sentido que tenía antes. Y sin embargo, sin que yo pueda entender cómo funciona, mi vida sigue avanzando y todo se sigue acomodando a como tiene que ser, pero yo sigo como siendo un mero espectador. Sólo puedo hacer eso y, vuelvo a repetir, no por ello todo no se sigue acomodando mágicamente.
Como un ejemplo de esto, puedo ver claramente como la mayoría de las personas puede seguir construyendo una pared, por ejemplo, de acuerdo a la forma en que lo hace normalmente, utilizando el cemento como el gran pegamento que se endurece y une todos los componentes, mientras que a mí el cemento ya no me pega y todo lo que estaba construido de antes se desmorona, como la tercera dimensión. Yo únicamente puedo construir cuando me aparecen nuevos componentes, que tengo que aprender a utilizar sobre la marcha, que llegan imprevistamente para que solo pueda vivir en el presente y de acuerdo a esa nueva manera de realizar la construcción.
Estoy como suspendido en el tiempo y en el espacio, bamboléandome en el ahora, sin poder tener en cuenta el pasado (porque ya no me sirve) y sin saber ni poder siquiera suponer, como será en el futuro. Pero lo más increíble es poder percibir claramente como todo se resuelve y se acomoda de manera perfecta. Es, sin lugar a dudas, una extraña sensación.
La incertidumbre y lo imprevisible, dejan de ser una excepción y pasan a ser la regla. Lo que hacía ya no sirve y no tengo la menor idea de lo que haré, porque todo aparece sorpresivamente. Lo único que tengo que ser consciente es que como tenga que ser, será y sin ninguna duda de ello.
Acomodarse a esta nueva realidad no es fácil, porque no existe ninguna referencia ni camino sobre el cual asentarse, es todo ya como una gran parábola de Kryon que publicamos hace bastante tiempo en la revista que se llama “El Puente que Falta”. En ella estaba expresado como el camino sobre el cual asentarse surgía a partir del paso que cada uno tenía que hacer y no como estábamos acostumbrados de antes, donde uno caminaba sobre un puente ya construido donde uno veía donde pisar y también podía ver claramente donde terminaba. En este nuevo gran ciclo que estamos comenzando ya no hay puente ni va a haberlo jamás, solo debemos confiar y tener la certeza absoluta que a medida que caminamos el puente siempre se formará bajo nuestros pies, y desde ya, mis amigos, no es nada fácil.

¡Dios nos ayude!

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