PROCESOS DE EVOLUCIÓN (N° 128)
Estamos en plenos procesos de evolución. Quienes venimos
trabajando con esto desde hace tiempo lo sentimos cada vez más claramente.
Nuestro cuerpo, nuestro organismo, está en plena metamorfosis y cada vez somos
más conscientes de ello. Y todo tiene que ver con la verdadera naturaleza del
ser humano. Aquella que nos enseña, que en realidad, somos seres altamente
evolucionados pero con muchas cosas de nosotros mismos dormidas, no activas.
Por ello, nuestro cerebro funciona solo con un 10%, como mucho. Por ello, los
científicos han logrado descubrir el funcionamiento del 3% de nuestro ADN. Y si
todo lo demás, tiene funciones específicas que ya conocemos ¿Tiene sentido que
nos sobre algo? Por supuesto que no, el diseño del ser humano es perfecto en
todos los sentidos, lo que no funciona como tal, es simplemente porque está
dormido.
Para que tengamos una idea más clara, somos como un iceberg,
del cual somos conscientes en un poco más de un 8% y esa parte es en la que
vivimos, la que se ve, la parte visible. Pero en verdad todo el resto está
dentro del agua y nosotros ni siquiera la podemos ver, es más ni siquiera
tenemos la más remota idea de para qué está y cómo funciona. Pero es más aún,
el hombre más inteligente de esta parte, que está en tercera dimensión, a lo
sumo podrá llegar a dominar los secretos de esa parte visible, pero no tiene
posibilidad de adentrarse en la otra parte. Somos seres tan evolucionados, que
esa parte de un poco más del 8%, es la doceava parte de lo que somos en
realidad hasta llegar a nuestra esencia, aquella que está al lado de Dios.
Hoy, sin embargo, algunos ya se zambullen de vez en cuando y
van comprendiendo algo de esa gran parte sumergida. Son quienes están más avanzados
en el camino de la evolución, pero no son más que los otros, simplemente están
llegando primero a la quinta dimensión (que está oculta a nuestros sentidos).
Es una rara paradoja vivir en la Tierra, ya que coexisten
tres grupos de personas. Los que se mueven integralmente en la tercera dimensión,
para quienes solo existe lo tangible, los que ya están transitando la cuarta
dimensión, que es como un puente de unión, y ya están aquellos que están
saliendo del puente y comienzan a transitar la quinta dimensión. Pero la vida
cotidiana, sigue siendo en la tercera dimensión.
¿Cuál es la diferencia? La diferencia es la distinta
apertura de consciencia. Es la posibilidad de ver las cosas como son en
realidad, la de ver cosas más allá, la de comenzar a tener una diferente comprensión.
Es como que en la tercera dimensión vemos todos el árbol, pero en las otras
comenzamos a ver el bosque. Es como utilizar un auto, en la tercera dimensión
lo utilizamos como los autos de la vieja tecnología, tipo Renault 12 o Ford Falcón,
y en realidad, el auto viene equipado desde hace mucho con tecnología de última
generación, totalmente computarizado, pero esas funciones están escondidas
hasta que nosotros comencemos a estar preparados para utilizarlas y recién allí,
comenzar de a poco a ir aprendiendo como usarlas. Eso es estar en la quinta dimensión.
En la tercera nos tenemos que fijar el reloj que nos marca cuanto combustible
tenemos y cuando la aguja baja sabemos que tendremos que cargar nafta. En la
quinta la computadora de a bordo nos indicará para cuantos kilómetros nos
alcanzará el combustible y todo esto de acuerdo a las distintas velocidades que
llevemos el vehículo.
Es un mismo mundo, pero lo vivimos de otra manera. Pero tenemos que tener en cuenta, que el
camino de la evolución, es el mismo para todos, solo que la inteligencia
divina, respeta a rajatabla los distintos tiempos de cada uno.
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