martes, 30 de septiembre de 2014

HACE DIEZ AÑOS... (N° 119)

“Hace diez años comenzamos una aventura, habíamos llegado a Mina Clavero cuatro años antes y habíamos hecho para sobrevivir distintas cosas. En el año 2000 habíamos lanzado una revista llamada “Diario Despertar Interior”, que duró un corto tiempo. Era julio de 2004, y en ese momento, estábamos en la plaza San Martín (plaza central de Mina  Clavero) vendiendo los dulces de nuestra propia elaboración.

“Dice Sergio: Un sábado lluvioso, por el cual estábamos en casa, fui a dormir una siesta, y vi durante mi sueño una tapa de una revista en letra color azul llamada “Mensajeros de Luz”, en un formato igual a una revista que teníamos en la biblioteca; cuando me desperté le dije a Ruth: - ¿qué te parece si hacemos una nueva revista que se va a llamar “Mensajeros de Luz”?, a lo que estuvo de acuerdo conmigo”.

“Dice Ruth: Cuando Sergio me propuso hacer nuestra revista le dije que sí, aunque tenía mucho miedo al fracaso, ese fue para mí un gran aprendizaje, puesto que los aprendizajes a los que el Universo nos había estado sometiendo para fortalecernos, para hacernos evolucionar cada vez más, mucho tenían en esos tiempos, con ser algo parecido al Rey Midas al revés… Y uno tiene mucho que aprender, y yo no soy la excepción a la regla. Por aquellos tiempos no podía llegar a imaginar la repercusión que “Mensajeros de Luz” tendría para nosotros y para ustedes, ni la alegría que brilla cada mes en nuestros corazones gracias a ella”.

Fue entonces que nos dejamos fluir sobre el contenido que tendría la revista, como organizarla, cuantas páginas tendría, etc. Y una vez que tuvimos un número 0 terminado, averiguamos costos y comenzamos a pedir presupuestos en las imprentas. Finalmente arreglamos con una imprenta nueva que se había puesto en Mina Clavero (a todo esto ninguno de los dos sabía nada de diagramación, por lo que los avisos los iba a hacer la misma persona de la imprenta). A la semana siguiente de salir a buscar los avisos ya teníamos el costo de la edición, y como siempre, hasta ese momento, no teníamos un centavo y por ello, le pedíamos a nuestros auspiciantes que nos adelantaran una seña. Todo parecía ir viento en popa, solo que no contábamos con una primera y gran prueba. El día que se suponía teníamos que ir a la imprenta a controlar como iba nuestra revista, encontramos al imprentero en el camino, viniendo a buscarnos con su cara desencajada… se le había roto la máquina offset, y no solo no podría llegar a hacer nuestra revista, sino que él mismo tendría que cerrar la imprenta. En ese momento sentimos un shock inmenso, no sabíamos que hacer, sobre todo porque teníamos avisos comprometidos y no sabíamos aún como sacar nuestro producto a la calle.

“Dice Sergio: Luego de superar ese primer instante dramático, recordé que tenía una tarjeta de una imprenta de Córdoba que venía todos los veranos a tomar trabajos. Me puse en contacto con esta persona y aceptó el precio y las condiciones que nosotros habíamos arreglado con la persona de acá”.

“Dice Ruth: Sí, aceptó el precio y las condiciones pero sin la parte del diseño gráfico de la revista, así que yo miraba las publicidades, miraba el programa corel y no sabía por dónde empezar, iba tocando botones y no lograba demasiado. El 2 de septiembre vino la prima de Sergio para el

cumpleaños de nuestra hija menor y ella me explicó el movimiento de un solo botoncito. Y como  digo siempre, lo que siguió fue que Dios me enseñó diseño gráfico”.

Y finalmente… llegó nuestro primer hijo de papel, y grande y desagradable fue nuestra sorpresa, cuando nos topamos con una revista que no estaba mal impresa… estaba horrible!!!.

“Dice Sergio: Ya habíamos sacado el segundo número y yo me estaba preguntando cómo hacer para conseguir una imprenta que nos respaldara en la calidad que necesitábamos. Cuando pensaba eso estaba en una máquina en un local de internet, y justo se acercó a la máquina de al lado un muchacho que conocíamos con el que me puse a charlar y me preguntó qué estábamos haciendo, a lo cual le conté nuestras peripecias y me dijo:- ¿Por qué no vas a la imprenta de H.I.J.O.S.?-, él casualmente, tomaba trabajos de imprenta de ellos”.

Y pasaron los años, y pasamos todas las experiencias y aprendizajes que uno puede llegar a imaginar y todo lo inimaginable. Años después de lo que contábamos llegó la excelencia a nuestra revista de la mano de la imprenta Oprint, la cual también fue acercada a nosotros de la mano del Universo.

Para ser breves, la revista siempre fue “guiada” y nunca dejó de salir puntualmente cada mes de estas 119 ediciones (falta una, porque solamente un mes la revista no salió a la calle puesto que nosotros viajamos a Israel), muchas veces ni siquiera sabiendo nosotros como sería posible que saliera, debido a las dificultades que se nos presentaban en esos momentos. Pero aquí estamos, con cientos de miles de lectores a lo largo de este tiempo. Con personas que se despiertan o se han despertado con alguna de las notas que hemos publicado en nuestros contenidos. Sabiendo que estamos cumpliendo con una de nuestras misiones espirituales y teniendo la absoluta certeza y asumiendo con total responsabilidad que estamos marcando un rumbo, un camino al cual toda la humanidad tiene que llegar, que es el camino de la Luz.

Gracias a todos los que han intervenido para que esta revista haya perdurado y continúe perdurando. Gracias a todos los que de una u otra manera nos ayudan a difundirla. Y sobre todo, gracias al Universo por confiar en nosotros para que llevemos a cabo tan hermosa e importante misión.                                                  Ruth y Sergio


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