viernes, 5 de septiembre de 2014

EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA Por Sergio Lipp


25.000 PENSAMIENTOS (N° 118)

Dicen los científicos que emitimos aproximadamente 25.000 pensamientos por día. Quiere decir que mensualmente serían unos 750.000, anualmente unos 9.000.000 y una persona de mi edad (56 años) ya habría emitido más de 500.000.000 de pensamientos. ¡Vaya cifra!
Ahora bien, teniendo en cuenta esto es fácil comprender porque cada persona construye para sí mismo una “estructura de pensamiento” propia y por qué se dice habitualmente que “somos lo que pensamos” y que “nuestros pensamientos forman nuestra propia realidad”. Si gran parte de esos pensamientos se repiten casi cotidianamente a lo largo del tiempo, es lógico que para nosotros sea parte nuestra tan naturalmente como respirar, y estos se repiten y se repetirán ininterrumpidamente a lo largo de toda nuestra existencia, y ello no significa que gran parte de estos representen la verdad.
Yo siempre presto atención a como mis padres reiteran determinadas cosas casi desde que tengo uso de razón. Lo más loco es que a muchos de esos pensamientos no los comparto en lo más absoluto, pero sé que los voy a seguir escuchando mientras vivan, porque comprendo que forman parte de ellos mismos, están totalmente incorporados.
Por eso es tan difícil para las personas cambiar. Están tan  convencidos de sus pensamientos así como de su propia existencia.
Sin embargo, nadie repara en que muchos de ellos pueden haber estado equivocados desde su inicio. Imaginemos que si son emitidos por los padres, los niños crecen escuchando durante todo su crecimiento un montón de cosas, que se hacen carne en ellos y que luego repiten
incesantemente en sus vidas sin ni siquiera cuestionarse si son verdaderos o no.
Muchas veces, los seres humanos en general, no son conscientes de la gravedad de lo que dicen y de las desastrosas consecuencias que producen en sí mismos y en los demás. El pensamiento se hace carne, sea constructivo o destructivo, bueno o malo.
Por ejemplo, yo de chico era un poco torpe para efectuar determinados arreglos manuales, entonces recuerdo claramente que mamá decía: “Sergio es muy inteligente, pero tiene dos manos izquierdas”, como consecuencia de ello yo ni intentaba hacer nada con las manos. El tiempo pasó y cuando me casé y no tuve en algunos momentos dinero para hacer determinados arreglos, me animé y los hice yo mismo. Y más adelante, cuando tuvimos que construir nuestra casa en Mina Clavero y no nos alcanzaba para las terminaciones, terminé revocando toda la casa de afuera y de adentro, colocando cerámicos, instalando el agua y la electricidad, colocando algunas aberturas, etc.
La realidad, mis amigos, es que todos somos capaces de cambiar todos los pensamientos que no deberían formar parte de nosotros mismos, pero para ello, en principio, debemos hacernos conscientes aunque sea de a poco en lo que pensamos, reflexionar sobre ello y prestar atención a lo que emitimos para afuera, filtrando nuestros pensamientos negativos e ir tratando en que la mayoría sean positivos. Para ello, debemos acostumbrarnos a no hablar tan rápidamente como pensamos, debemos habituarnos a que antes de exteriorizarlos pase una pequeña secuencia de tiempo para permitirnos una reflexión, que nos posibilite ese filtro, que a su vez nos permitirá ir produciendo cambios en nuestra propia vida a medida que los vayamos modificando. Y por sobre todas las cosas debemos ser conscientes que si hemos repetido el mismo pensamiento millones de veces no podemos pretender que nuestros cambios sean instantáneos, demorarán el tiempo necesario pero lo disolverá definitivamente.



 


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