PAZ, PAZ, PAZ
(N° 118)
Para serte totalmente sincera, este es un período por demás fuerte, con
mucho trabajo en lo personal, para lograr mantenerme en mi centro, dentro de la
quinta dimensión, sin ser absorbida por la ola de violencia nefasta que hay
desatada en el mundo. Si bien era sabido, y te lo vengo diciendo hace mucho
tiempo, que en estos momentos la oscuridad iba a mostrar sus garras con mayor
intensidad, y que la tercera dimensión tiene que quedar definitivamente
separada de la quinta, el momento planetario que se está vivenciando es
demasiado fuerte. Empezamos con un mundial de futbol, que si bien para muchos
es algo común y feliz, a mí en lo personal me hizo ver la falta de amor que hay
entre hermanos. Una vez, nuestros primeros guías espirituales, hablando con mi
hijo Kevin, le dijeron que en el Universo no se compite por nada, y esa es y
será mi filosofía de vida constante. Cuando hay competencia siempre hay alguien que queda anulado,
subestimado, con su amor propio y su autoestima por el piso, y alguien o varias
personas, si de fútbol se trata, que serán enaltecidos por el mero hecho de
patear una pelotita, ganando para ello millones de dólares y teniendo una vida
de consagración. O sea, te decía, en el mundial de fútbol ya se materializó la
horda de violencia entre unos y otros equipos pertenecientes a distintos países
del mundo. Un mundo que a mi criterio no debiera tener límites ni fronteras, un
mundo en el que todos y cada uno de nosotros debiéramos poder vernos como
hermanos, asumiéndonos como diferentes unos de otros y aceptando esas
diferencias. Pero esos límites que generaciones tras generaciones de personas con diferentes creencias y utilizando el
poder que dan las armas y el dinero quieren cuidar, mantener y defender, lleva
el preciado costo de pérdida de vidas humanas.
Y no se trata aquí de quien fue el primero en tirar una piedra, o que
vino primero, el huevo o la gallina, se trata de lograr mirarnos a los ojos con
nuestros adversarios desde el amor más profundo y bregar por lo mismo, por la
paz. Más eso no es lo que está ocurriendo en la Tierra en estos momentos. Hay
grandes frentes de locura total abiertos por doquier. Israel y Medio Oriente,
Ucrania… y los que están afuera y ven las noticias, creen lo que les quieren
hacer creer los medios de comunicación, toman partido e inician una guerra
mental, sin saber, sin tener la información exacta, sin entender… pero opinando,
todos opinan y todos se sienten con derecho a juzgar o a criticar.
Los países en conflicto solo piden la muerte de unos y de otros y lo
que es peor, la piden en nombre de Dios, como si Dios, el Universo, mandara
cometer crímenes en su nombre, y por culpa de los pequeños grupos religiosos
radicales que se encuentran en dichos países, queda mutilada toda una sociedad.
Lo que el resto de los habitantes de las zonas en conflicto no terminan de
entender es que mientras ellos por su miedo, su dolor, su impotencia, sigan
pidiendo muerte, eso es lo que continuarán encontrando en sus vidas, porque
como en la vida todo es “pide y se te concederá”, no existe un Dios malo o
injusto, sino una elección mal hecha liberada al éter por masas de diversas culturas,
sin darse cuenta de cómo cambiarían las cosas si en lugar de dejarse dominar
por el odio, empezaran a bregar por la paz mundial. Siento que en uno y en otro lado hay
“personas”, vidas con sueños y con esperanzas que una guerra absurda termina
sin sentido.
Humildemente, desde esta columna que seguís mes a mes, te pido que
juntos oremos por la PAZ, en cada foco de conflicto que hay en este momento
encendido en la Tierra, y para ello, ya sabés como se empieza, simple y
sencillamente enfocándote en encontrar nuestra propia PAZ personal. Trabaja,
medita, mantente en tu centro, sos la paz, vives la paz e irradias la paz desde
vos, hacia todo el planeta. ¡Namasté!
No hay comentarios:
Publicar un comentario