“Dice Sergio: Un sábado lluvioso, por el cual estábamos en casa, fui a
dormir una siesta, y vi durante mi sueño una tapa de una revista en letra color
azul llamada “Mensajeros de Luz”, en un formato igual a una revista que
teníamos en la biblioteca; cuando me desperté le dije a Ruth: - ¿qué te parece
si hacemos una nueva revista que se va a llamar “Mensajeros de Luz”?, a lo que
estuvo de acuerdo conmigo”.
“Dice Ruth: Cuando Sergio me propuso hacer nuestra revista le dije que
sí, aunque tenía mucho miedo al fracaso, ese fue para mí un gran aprendizaje,
puesto que los aprendizajes a los que el Universo nos había estado sometiendo
para fortalecernos, para hacernos evolucionar cada vez más, mucho tenían en
esos tiempos, con ser algo parecido al Rey Midas al revés… Y uno tiene mucho
que aprender, y yo no soy la excepción a la regla. Por aquellos tiempos no
podía llegar a imaginar la repercusión que “Mensajeros de Luz” tendría para
nosotros y para ustedes, ni la alegría que brilla cada mes en nuestros corazones
gracias a ella”.
Fue entonces que nos dejamos fluir sobre el contenido que tendría la
revista, como organizarla, cuantas páginas tendría, etc. Y una vez que tuvimos
un número 0 terminado, averiguamos costos y comenzamos a pedir presupuestos en
las imprentas. Finalmente arreglamos con una imprenta nueva que se había puesto
en Mina Clavero (a todo esto ninguno de los dos sabía nada de diagramación, por
lo que los avisos los iba a hacer la misma persona de la imprenta). A la semana
siguiente de salir a buscar los avisos ya teníamos el costo de la edición, y
como siempre, hasta ese momento, no teníamos un centavo y por ello, le pedíamos
a nuestros auspiciantes que nos adelantaran una seña. Todo parecía ir viento en
popa, solo que no contábamos con una primera y gran prueba. El día que se
suponía teníamos que ir a la imprenta a controlar como iba nuestra revista,
encontramos al imprentero en el camino, viniendo a buscarnos con su cara desencajada…
se le había roto la máquina offset, y no solo no podría llegar a hacer nuestra
revista, sino que él mismo tendría que cerrar la imprenta. En ese momento
sentimos un shock inmenso, no sabíamos que hacer, sobre todo porque teníamos
avisos comprometidos y no sabíamos aún como sacar nuestro producto a la calle.
“Dice Sergio: Luego de superar ese primer instante dramático, recordé
que tenía una tarjeta de una imprenta de Córdoba que venía todos los veranos a
tomar trabajos. Me puse en contacto con esta persona y aceptó el precio y las
condiciones que nosotros habíamos arreglado con la persona de acá”.
“Dice Ruth: Sí, aceptó el precio y las condiciones pero sin la parte
del diseño gráfico de la revista, así que yo miraba las publicidades, miraba el
programa corel y no sabía por dónde empezar, iba tocando botones y no lograba
demasiado. El 2 de septiembre vino la prima de Sergio para el
cumpleaños de nuestra hija menor y ella me explicó el movimiento de un
solo botoncito. Y como digo siempre, lo
que siguió fue que Dios me enseñó diseño gráfico”.
Y finalmente… llegó nuestro primer hijo de papel, y grande y
desagradable fue nuestra sorpresa, cuando nos topamos con una revista que no
estaba mal impresa… estaba horrible!!!.
“Dice Sergio: Ya habíamos sacado el segundo número y yo me estaba
preguntando cómo hacer para conseguir una imprenta que nos respaldara en la
calidad que necesitábamos. Cuando pensaba eso estaba en una máquina en un local
de internet, y justo se acercó a la máquina de al lado un muchacho que
conocíamos con el que me puse a charlar y me preguntó qué estábamos haciendo, a
lo cual le conté nuestras peripecias y me dijo:- ¿Por qué no vas a la imprenta
de H.I.J.O.S.?-, él casualmente, tomaba trabajos de imprenta de ellos”.
Y pasaron los años, y pasamos todas las experiencias y aprendizajes que
uno puede llegar a imaginar y todo lo inimaginable. Años después de lo que
contábamos llegó la excelencia a nuestra revista de la mano de la imprenta
Oprint, la cual también fue acercada a nosotros de la mano del Universo.
Para ser breves, la revista siempre fue “guiada” y nunca dejó de salir
puntualmente cada mes de estas 119 ediciones (falta una, porque solamente un
mes la revista no salió a la calle puesto que nosotros viajamos a Israel),
muchas veces ni siquiera sabiendo nosotros como sería posible que saliera,
debido a las dificultades que se nos presentaban en esos momentos. Pero aquí
estamos, con cientos de miles de lectores a lo largo de este tiempo. Con
personas que se despiertan o se han despertado con alguna de las notas que
hemos publicado en nuestros contenidos. Sabiendo que estamos cumpliendo con una
de nuestras misiones espirituales y teniendo la absoluta certeza y asumiendo
con total responsabilidad que estamos marcando un rumbo, un camino al cual toda
la humanidad tiene que llegar, que es el camino de la Luz.