lunes, 31 de marzo de 2014

APRENDIENDO A VIVIR EN UN NUEVO MUNDO Por Ruth Ross

EL SECRETO ES EL PRESENTE (Nº 113)



Cuando mis ojos etéricos se posan desde afuera de nuestro planeta, abarcando la totalidad como una mera observadora ocasional, descubro los millones de personas que aún continúan durmiendo el sueño de la ilusión, el sueño de creer que lo que está ocurriendo es su realidad y que no hay nada ni nadie que los pueda quitar de ese lugar para transformar sus vidas y su mundo. Son almas que han decidido transitar esta encarnación sumidos en el letargo, descansando, cual un viajero de vacaciones. Ampliando el espectro de la observación, puedo ver en algunos seres una gran confusión, la hipnosis de las distintas adicciones; en otros violencia, poder, enfermedad, tristeza o depresión.  Sujetos que viven aferrados al pasado, haya sido este bueno o malo, atados al odio y al rencor. Sintiendo, en algunos casos, que todo tiempo pasado fue mejor, y en otros esperando ansiosos por un futuro que nunca llega, dejando siempre para más adelante sus sueños y proyectos con la esperanza de que más adelante quizás, con un poco de suerte, lograrán ser felices, sin imaginar que quizás ese mañana, que puede ser en horas, días, semanas o años, quizás nunca llegue porque una enfermedad los frene, porque algún motivo pueda quitarles esa vida que nunca ha logrado encaminarse hacia la salud, la alegría y  el placer. Son almas que han venido a transitar la vida en la tercera dimensión sin ningún cambio. Convirtiéndose en constantes manipuladores o manipulados, víctimas o victimarios, culpables o culpabilizados. Puedo sentir por todos esos individuos un gran amor y una inmensa compasión. Pero si algo aprendí es que hay que aceptar su elección, aceptar que su vida tiene que continuar del mismo modo que hasta ahora porque esa es su actual elección, por lo menos hasta que alguno de ellos comience a “despertar de ese gran letargo” y  mute sus vacaciones prolongadas por las verdaderas lecciones que hemos venido a aprender en la vida y se pongan a trabajar en el aprendizaje acelerado de las nuevas asignaturas para evolucionar.
Más si mi visión abarcativa continua mirando el todo, descubro con sumo regocijo la expansión de luz que hay a lo largo y a lo ancho de nuestra Gaia.
Veo seres que al igual que mi familia y yo ya estamos transitando una comprensión diferente de quinta dimensión. Personas que trabajan con la luz, con el amor, que desde hace años venimos procesando nuestras pesadas cargas y nuestras mochilas y vamos alivianando el peso, tratando de hacer oídos sordos al afuera para permanecer cada vez más tiempo en nuestro interior, sanándonos a nosotros y a la totalidad.
Siento personas iluminadas, bregando por la paz, por los cambios, por la ecología, por la hermandad, por la fe, por la luz. Compruebo un trabajo muy arduo e intenso.
En mi visión me encuentro con millones de habitantes planetarios en los cuales las heridas del pasado han quedado profundamente saneadas de raíz, que han logrado cortar con odios y rencores y han aprendido a perdonar encontrando a aquellos que en algún momento de sus vidas los puedan haber hecho sufrir, como sus “maestros”, y siendo conscientes de que ellos mismos los han elegido para ayudarlos a aprobar esas duras asignaturas en sus vidas.
Cuando uno llega desde su interior a una comprensión más profunda, entiende que en la vida no hay culpables y no hay víctimas y que todas las personas y todas las situaciones están allí para que nosotros crezcamos. Son nuestras lecciones de vida, de comprensión, de evolución.
Esas mismas personas han aprendido que el futuro no existe. Que si nos quedamos esperando a que el futuro llegue solo nos va a quedar el dolor y la tristeza de ver que nuestra vida se fue, sin haberla vivido. Son personas que al igual que mi familia y yo, vivimos la vida partiendo intensamente desde el momento presente. Tal como siempre te lo digo.
Cada respiración es única y nos conecta continuamente con la Fuente Divina, nos  hace ver que somos parte de la Creación y a la vez somos la misma Creación. Cada instante es único y no debemos desperdiciarlo, debemos vivirlo como si fuera el único, el último, el primero, porque cada momento es irrepetible y si se va de nuestra vida, nunca más lo volveremos a recuperar, por ello nuestra misión es DISFRUTAR de cada uno de los segundos que marca nuestro reloj vital descubriendo con el asombro de un niño cada uno de los regalos que el Universo nos otorga para crecer. El presente es el mayor regalo que venimos agradeciendo con entusiasmo las personas que trabajamos en este camino del despertar. El presente nos ayuda a mantenernos atentos, a ser objetivos, a estar equilibrados, a enfocarnos en donde nos
tenemos que enfocar, a discernir cual es el camino que debemos seguir. Vivir el presente nos ayuda a lograr retirarnos del mundo y tal como lo estoy haciendo en este momento, posar nuestros ojos y observar todo desde afuera con una mayor comprensión y sin involucrarnos.
Namasté!!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario