EL SECRETO ES EL PRESENTE (Nº 113)
Cuando mis ojos etéricos se posan desde afuera de nuestro planeta,
abarcando la totalidad como una mera observadora ocasional, descubro los
millones de personas que aún continúan durmiendo el sueño de la ilusión, el
sueño de creer que lo que está ocurriendo es su realidad y que no hay nada ni
nadie que los pueda quitar de ese lugar para transformar sus vidas y su mundo.
Son almas que han decidido transitar esta encarnación sumidos en el letargo, descansando,
cual un viajero de vacaciones. Ampliando el espectro de la observación, puedo
ver en algunos seres una gran confusión, la hipnosis de las distintas
adicciones; en otros violencia, poder, enfermedad, tristeza o depresión. Sujetos que viven aferrados al pasado, haya
sido este bueno o malo, atados al odio y al rencor. Sintiendo, en algunos
casos, que todo tiempo pasado fue mejor, y en otros esperando ansiosos por un
futuro que nunca llega, dejando siempre para más adelante sus sueños y proyectos
con la esperanza de que más adelante quizás, con un poco de suerte, lograrán
ser felices, sin imaginar que quizás ese mañana, que puede ser en horas, días,
semanas o años, quizás nunca llegue porque una enfermedad los frene, porque
algún motivo pueda quitarles esa vida que nunca ha logrado encaminarse hacia la
salud, la alegría y el placer. Son almas
que han venido a transitar la vida en la tercera dimensión sin ningún cambio.
Convirtiéndose en constantes manipuladores o manipulados, víctimas o victimarios,
culpables o culpabilizados. Puedo sentir por todos esos individuos un gran amor
y una inmensa compasión. Pero si algo aprendí es que hay que aceptar su
elección, aceptar que su vida tiene que continuar del mismo modo que hasta
ahora porque esa es su actual elección, por lo menos hasta que alguno de ellos
comience a “despertar de ese gran letargo” y
mute sus vacaciones prolongadas por las verdaderas lecciones que hemos
venido a aprender en la vida y se pongan a trabajar en el aprendizaje acelerado
de las nuevas asignaturas para evolucionar.
Más si mi visión abarcativa continua mirando el todo, descubro con sumo
regocijo la expansión de luz que hay a lo largo y a lo ancho de nuestra Gaia.
Veo seres que al igual que mi familia y yo ya estamos transitando una
comprensión diferente de quinta dimensión. Personas que trabajan con la luz,
con el amor, que desde hace años venimos procesando nuestras pesadas cargas y
nuestras mochilas y vamos alivianando el peso, tratando de hacer oídos sordos
al afuera para permanecer cada vez más tiempo en nuestro interior, sanándonos a
nosotros y a la totalidad.
Siento personas iluminadas, bregando por la paz, por los cambios, por
la ecología, por la hermandad, por la fe, por la luz. Compruebo un trabajo muy
arduo e intenso.
En mi visión me encuentro con millones de habitantes planetarios en los
cuales las heridas del pasado han quedado profundamente saneadas de raíz, que
han logrado cortar con odios y rencores y han aprendido a perdonar encontrando
a aquellos que en algún momento de sus vidas los puedan haber hecho sufrir,
como sus “maestros”, y siendo conscientes de que ellos mismos los han elegido
para ayudarlos a aprobar esas duras asignaturas en sus vidas.
Cuando uno llega desde su interior a una comprensión más profunda,
entiende que en la vida no hay culpables y no hay víctimas y que todas las
personas y todas las situaciones están allí para que nosotros crezcamos. Son
nuestras lecciones de vida, de comprensión, de evolución.
Esas mismas personas han aprendido que el futuro no existe. Que si nos
quedamos esperando a que el futuro llegue solo nos va a quedar el dolor y la
tristeza de ver que nuestra vida se fue, sin haberla vivido. Son personas que
al igual que mi familia y yo, vivimos la vida partiendo intensamente desde el
momento presente. Tal como siempre te lo digo.
Cada respiración es única y nos conecta continuamente con la Fuente Divina,
nos hace ver que somos parte de la
Creación y a la vez somos la misma Creación. Cada instante es único y no
debemos desperdiciarlo, debemos vivirlo como si fuera el único, el último, el
primero, porque cada momento es irrepetible y si se va de nuestra vida, nunca
más lo volveremos a recuperar, por ello nuestra misión es DISFRUTAR de cada uno
de los segundos que marca nuestro reloj vital descubriendo con el asombro de un
niño cada uno de los regalos que el Universo nos otorga para crecer. El
presente es el mayor regalo que venimos agradeciendo con entusiasmo las personas
que trabajamos en este camino del despertar. El presente nos ayuda a mantenernos
atentos, a ser objetivos, a estar equilibrados, a enfocarnos en donde nos
tenemos que enfocar, a discernir cual es el camino que debemos seguir.
Vivir el presente nos ayuda a lograr retirarnos del mundo y tal como lo estoy
haciendo en este momento, posar nuestros ojos y observar todo desde afuera con
una mayor comprensión y sin involucrarnos.
Namasté!!!
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