viernes, 24 de mayo de 2013

"EL MARAVILLOSO DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA" Por Sergio Lipp

LA AUTOPISTA INTELIGENTE 

DE LA EVOLUCIÓN   (Nº 103)

Estamos ya transitando la cuarta dimensión y es verdad, parecería como si todo estuviera “casi” igual. Digo casi, porque si le prestamos atención a las señales y hacemos el esfuerzo de tratar de unirlas en un panorama más global, nos daremos cuenta que todo forma parte de esta bisagra que estamos comenzando a transitar. Y porque nada es casual, sino causal, es que el Papa es argentino, entre otras cosas que están pasando. Quienes leen habitualmente esta revista recordarán cuando el año pasado escribí “Argentina, País Índigo”. Pero no voy a referirme a esto especialmente, más que nada porque estamos en una época tan vertiginosa que cuando me pongo a escribir sobre un hecho en particular, ya surge otro.
Lo que quiero transmitirles es una sensación de como la cuarta dimensión se nos presenta ante nuestros propios ojos. Para ser más didáctico les voy a dar un ejemplo de cómo la diferencia entre las dimensiones las determina el aumento de nuestra propia consciencia.
Hace unos años tuvimos la suerte de poder conocer Israel. En ese país hay autopistas inteligentes, que son rutas muy bien cuidadas, con pocos desvíos y con muchas más distancias entre estos. Tanto es así que recuerdo que cuando transitábamos por allí, mi cuñado, que manejaba su auto, se pasó y tuvo que llegar hasta el próximo desvío haciendo casi 50 km. entre ida y vuelta. Esto es así porque todo está pensado para llegar lo más rápido y directamente posible hacia el destino de la misma. Además, la autopista está dividida en dos carriles y perimetrada, donde no hay ninguna otra posibilidad de avanzar hacia adelante. Por otro lado, tiene un sistema de peaje que se basa en una especie de arco metálico que va de lado a lado, con cámaras que sacan fotos automáticamente a las chapas de los autos cuando estos pasan (en el término de 30 días la factura del peaje le llega por correo al domicilio del conductor para que la pague). Cada tanto, uno ve una especie de cabina telefónica que en realidad es un cajero automático, solo para realizar extracciones de dinero. En algunos lugares, donde hay poblaciones y la autopista pasa más abajo, los perímetros se transforman en paredes de más de dos metros anti acústicas para no molestar a la población. Y desde ya, estaciones de servicio, paradores, teléfonos, etc.
El pueblo israelí, que incluye a muchos argentinos que viven allí, respeta todo lo que en ella se encuentra. No se le ocurre tapar la patente para no pagar, o llevarse los cajeros automáticos, o romper los teléfonos, como seguramente pasaría aquí.
¿Cuál es la diferencia, en este aspecto en particular, entre nosotros y ellos?
Es simple... la consciencia.
Ahora, olvidémonos de esta diferencia e imaginemos que nos referíamos a una cuestión que alcanza a toda la humanidad.
Imaginemos que estas autopistas inteligentes son nuevas, que ya están aquí y pertenecen a la cuarta dimensión, pero nadie o casi nadie está familiarizado a cómo utilizarlas.
¿Cuál es el momento en el que uno comienza a utilizar esta autopista?
En el momento que toma consciencia, primero de su existencia y luego, de a poco, de cómo es su funcionamiento. La toma de consciencia nos marca que nada es como era y que todo ya es distinto, aunque uno no sepa en realidad como es esa comprensión más elevada. Esto es
absolutamente individual y cada uno responde de manera diferente y en distintos momentos.
Simplemente toma consciencia y comienza a pensar y a hacer las cosas de manera diferente.
Y entonces su propio momento de evolución y de ascensión ha comenzado. Mientras tanto es como si esta autopista inteligente estuviera superpuesta a la ruta que nosotros hasta ese momento transitábamos, esta se activa automáticamente de acuerdo a nuestra propia evolución y no hay ni habrá ninguna posibilidad de saberlo antes que lleguemos a ese nivel de consciencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario