Existe un órgano invisible del cual nadie habla y que yo, particularmente, imagino ubicado en un lugar detrás del corazón.
Para mí es como una alfombra, porque como la alfombra conocida por
todos, se llena de tierra y de suciedad y guarda debajo de ella incontables
pedazos de basura. Esta alfombra existe dentro nuestro desde que nacemos y nos
acompaña hasta el momento en que nos vamos de este mundo. Es el lugar donde
escondemos todas y cada una de las emociones negativas, los millones y millones
de veces que nos enojamos, las innumerables veces que acumulamos rabia, odio,
rencor, tristeza, dolor, envidia, mentiras, dudas, celos, desconfianza y tantas
otras cosas. Millones y millones de veces nos quedamos con ellas guardándolas
muy dentro nuestro y haciendo de cuenta que no existen (porque como no se
ven...) y no teniendo en cuenta una de las cosas más fundamentales y
condicionantes de nuestra propia vida todo lo que nos tragamos no desaparece,
nos sigue acompañando mientras vivamos produciéndonos consecuencias en todos
los aspectos de nuestra existencia. La verdad, mis amigos, es que la mejor manera
de causarnos enfermedades, condicionar nuestras decisiones, hacer que nos
afecte psicológica y emocionalmente, hacernos sentir mal, no sentirnos capaces
ni merecedores, etc., etc., etc., etc., etc., etc., etc.,...
Hay una sola manera de poder limpiar nuestra alfombra y es hacer un
profundo trabajo interno que sea capaz de sanarnos, y de esa manera, no condicionar
nuestra vida de ninguna forma.
Pero, lamentablemente, uno vive rodeado de personas que todo el tiempo
justifican lo que les sucede y casi nunca se hacen cargo de cuales son las
verdaderas causas de lo que les pasa. Y no me refiero aquí a las circunstancias
que nos rodean constantemente en nuestro transitar. Me refiero a que para
sanarnos, en todos los aspectos, deberíamos perdonar y perdonar- nos, aceptar y
aceptarnos, ser más comprensivos, mucho más abiertos, ser capaces de hacer un
adecuado discernimiento, ver las diferentes perspectivas y por sobre todas las
cosas, asumir de una buena vez que todos cometemos errores y que estos, son la
manera más perfecta para que podamos aprender en esta vida y que si nos
quedamos solamente con las emociones que esto nos provoca, a la corta o a la
larga, inexorablemente nos vamos a provocar trastornos de distintos tipos, que
entre muchas cosas se pueden transformar en enfermedades terminales que desemboquen
en nuestra propia desaparición física.
Por algo dicen que la mayor causa que origina el cáncer es el rencor
acumulado y los problemas de corazón derivan de viejos problemas emocionales no
resueltos o el infarto tiene su origen principal en haber arrancado la alegría
del corazón por ganar dinero o posición y los accidentes cerebrovasculares derivan
de la resistencia a cambiar y de un cierto rechazo a la vida. Por supuesto
estos son algunos ejemplos, habría innumerables para citar.
La única verdad de todo esto es que deberíamos comenzar a limpiar
nuestra alfombra porque haga mucho tiempo que lo que ella contiene nos
acompaña, siempre nos va a traer malas consecuencias.
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