LA VIDA EN LA TIERRA ES UN CONSTANTE Y ETERNO VIAJE DE APRENDIZAJES
Por Ruth Ross (Nº 109)
“La vida en la Tierra es un constante y eterno viaje de aprendizajes”.
Y como todo viaje, puede tener maravillosos recuerdos, otros inolvidables
y otros llenos de tristeza y dolor. Como todo viaje, no volvemos a ser los
mismos luego de cada instante vivido, de cada experiencia aprovechada, de cada
camino recorrido. Algunos siendo conscientes
plenamente de que cada oportunidad es única para crecer y evolucionar y
aprovechando cada día desde el mismo momento del despertar, para agradecer por
todos los regalos que el Universo nos va proveyendo para nuestro crecimiento
espiritual (inclusive si esos regalos, por momentos nos llenaron de dolor,
puesto que luego de transitarlo, salimos totalmente fortalecidos). Tratando de
“sentir” permanentemente, de “encontrarnos” con nosotros mismos en nuestro
silencio interior, despojados de toda verborragia mental, egoica o emocional,
tanto nuestra, como de cualquiera que tengamos cerca. Metiéndonos cada vez más
conscientemente en nuestro interior, para encontrar la luz que desde allí
irradiamos y hacer que esa luz supere a las densas nubes que se manifiestan por
doquier.
Como en todo viaje, también hay personas que siguen culpando a los
demás por el lugar que escogieron para vivir (o vacacionar), por las
situaciones que se les presentan, sin ver los regalos en cada una de estas
cosas, y eligiendo seguir acumulando más victimizaciones en sus vidas, y culpabilizando
siempre a todos los demás por sus infortunios… Esas son las personas que jamás
han disfrutado, ni disfrutarán si eligen permanecer en ese rol, de nada de lo
que han hecho, hacen o les toque vivir en adelante.
Y como todo viaje… el presente en el que se está viviendo también se
termina.
¿Cuándo? ¿Cómo? ¿De qué manera? Solo nuestro Ser Superior puede
saberlo.
Si hemos cumplido con todos nuestros aprendizajes al partir, si
partimos para seguir aprendiendo del otro lado del velo o para volver a nacer
en otro cuerpo físico. Si nos toca irnos rápidamente y en paz, si nos toca
transitar por algo sumamente doloroso o si en lugar de partir de nuestro
físico, trascendemos esta experiencia por la que estamos viviendo en tercera
dimensión y logramos hacer todos los deberes para pasar el puente del arco iris
y ascender a la quinta dimensión. El
punto es que de una manera u otra, y hayamos vivido como hayamos vivido, el
ciclo de este viaje se termina.
Y esto está cada vez más a la
vista de todo aquel que quiera
permanecer despojado de su mente, ego y emocional, logrando situarse en un
punto llamado “aquí y ahora”, observando permanentemente todo lo que ocurre,
tanto a si mism@, como a su entorno más próximo y cercano, como así también en
la totalidad.
En el mes de octubre al respecto pude ir percibiendo como las caretas
han ido cayendo dejando al descubierto las verdaderas caras de aquellos que se
creen poderosos, de aquellos que creen tener a los demás en un puño, en cada
lugar del mundo y en cada estrato social o jerarquía social. Uno a uno han ido mostrando su vulnerabilidad
y se han ido sorprendiendo a sí mismos, cayendo cuando tenían que estar en pie,
en todo sentido.
Octubre también fue el fin del viaje para una querida hermana del
camino, quien se despidió de golpe de esta vida. Su ser eligió partir en un
accidente automovilístico. Hoy, María Elena está libre y está feliz en su
regreso al “hogar”. Yo desde mi parte la recuerdo y la recordaré siempre con
mucho amor.
Son tiempos estos con una intensidad muy marcada, y sé que todos los
meses te hablo de esto, pero herman@ es que es así… cada vez lo es más…
Entonces, como la intensidad nos seguirá sacudiendo para despojarnos de todo
aquello que aún no nos deja evolucionar, solo tratemos de aceptar todo lo que
nos ocurre tanto a nivel físico, como emocional, confiemos en los procesos de
cambio, entreguemos nuestra transformación al espíritu divino para que obre en
nosotros y nos de la pureza y la forma con la que debemos entrar en la quinta
dimensión de consciencia.
Pulsemos nuestra vida en el amor profundo, y
evitemos que los miedos, por las distintas sintomatologías nos afecten. No nos
enganchemos en procesos mentales, no nos involucremos con lo que nuestros sentidos
vean en las noticias, sobrevolemos todo desde una altura más elevada, para que
los procesos se integren en nosotros trayendo el alivio y los cambios rápido,
fácil, suave y alegremente, mantengámonos meditando, agradeciendo y vibrando la
intensidad de estos tiempos, absolutamente entregando nuestro proceso a la Luz.
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