AMOR EN PAUSA
(Nº 108)
Septiembre ha sido un mes más que intenso en todo sentido. Los días se
escurren como el agua entre los dedos, en cuanto pensás en una fecha, de golpe
ya te encontraste en ella, la viviste y estás list@ para seguir avanzando en el
tablero de la vida.
Desde el punto de vista físico, continuamos transitando momentos de
intensos dolores en distintas partes de nuestro cuerpo, sumado a escalofríos
sobre todo en la zona de nuestra medula,
aunque también cualquier otra dolencia extraña y pasajera.
La fatiga y el cansancio son uno en nuestra vida, obligándonos a tomar
nuestros grandes momentos de descanso para poder continuar con nuestra jornada.
Desde otro lugar, en distintas partes de nuestro planeta, la Naturaleza
ha venido sacudiendo su cuerpo, quitándose de encima el peso de mucha mochila
que ya no necesita para su viaje a la quinta dimensión. Esto se vio en el mundo
en la forma de grandísimas inundaciones, tormentas tropicales, huracanes, y en
lo que respecta a Córdoba, Argentina, provincia en la que vivo, en menos de una
semana hemos ido de temperaturas cercanas a los 40º, sequías e incendios, a un
temblor de 4,7º a lloviznas, temperaturas bajo cero y nieve (a solo 5 días de
la primavera). Por hablar de los incendios en particular, la transmutación ha
llegado a varios sitios, quizás ha sido
el fuego de mayor magnitud que pueda
haberse visto en algún momento aquí, ocasionando inmensas pérdidas de todo tipo
dentro de la naturaleza, cobrándose la vida de animales, de distintas especies
arbóreas, cosechas arruinadas, etc. También hubo pérdidas a nivel material de
casas de familia. El trabajo tenaz de los bomberos y de los vecinos solidarios brindó
su esfuerzo sin respiro hasta lograr superar y apagar hasta el último foco. Si
bien la explicación de nuestros hermanos de la luz sobre estos eventos llegó,
comunicándonos que el
silicio que se desprende del
humo de los incendios es lo que necesita la Tierra y nuestros cuerpos para
entrar en el “cuerpo cristal”, desde lo humano no es algo muy fácil de procesar
y entender para todas las personas.
Entrando en otro tema: Hace mucho tiempo que vengo sintiendo que en
estos momentos hay como dos mundos totalmente
paralelos. Uno, como siempre te digo, el de aquellos que eligen
continuar por el camino del miedo, la victimización, la violencia, el odio, la
culpa, el resentimiento, etc.; y el otro, el de los que elegimos pulsar cada
instante de nuestras vidas en el amor, la luz, la paz, en agradecer cada instante
que nos toca vivir, en el vivir el presente construyendo en el “aquí y ahora”
nuestro mundo feliz. El tema es que muchas de las personas que amamos:
esposa/o, madre, padre, hijo/a, hermana/o, cuñada/o, amiga/o, compañeros de
trabajo, vecinos, conocidos, han elegido por el momento quedarse del otro lado.
¿Qué tenemos que hacer entonces? Hasta ahora, intentábamos una y otra vez
acercarnos y solo recibíamos resentimiento y enojo del otro lado, ya que
nuestra luz es tan fuerte que les molesta, los enceguece y se sienten
totalmente atacados, incómodos con nuestra energía.
En este tiempo se requiere que nosotros tengamos mucha ACEPTACIÓN Y
FUERZA para entender y soportar que cada quien debe pasar por sus propios
procesos, vivir su camino y hacerse cargo de sus elecciones. Aunque hayan
decidido continuar transitando por el camino paralelo al nuestro, sabiendo que
quizás no vuelvan a unirse a nosotros nunca más en esta vida. Aquí nuestro
trabajo de desapego es muy profundo. Yo lo veo algo así como si pusiéramos nuestro
AMOR por ellos en pausa. Porque nunca jamás dejaremos de amarlos, pero al
separar nuestra energía de la suya, nos ponemos en “pausa”, seguimos nuestro
camino, nuestros aprendizajes, dejándolos libres de transitar los suyos y sin
involucrarnos ya más.
Y… si alguno de ellos, en algún momento decide encontrar la
perpendicular que los conduzca a nuestro camino, pulsaremos el botón invisible
que dice “PLAY” y nos volveremos a dar un gran intenso y sincero abrazo de
AMOR.
¡Namasté!
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