A PUNTO DE CONOCER NUESTRA VERDADERA HISTORIA (Nº 104)
Estamos cerca de conocer nuestra verdadera historia, que tiene poco que
ver con lo que hemos aprendido de ella. Los seres humanos aprendimos y
transmitimos una historia fragmentada y acomodada a lo que podíamos saber y
comprender de la misma. Como en una constante en nuestra vida, en la tercera
dimensión todo lo tomamos en partes que se alejan de un todo, que es lo que
hace en realidad que estas partes se unan y le den sentido. Y si no, observemos
a nuestra ciencia médica: llena de especialidades que cortan al cuerpo humano
en pedacitos como si todo no estuviera unido y cada parte respondiera
autónomamente sin pertenecer a la totalidad. La verdad es que en todas las
áreas hemos hecho lo mismo, en la historia, en la religión, en la economía,
etc, etc. Todo tiene que ver con todo y nada se puede separar, acá en el
planeta Tierra y en todo el Universo. Desde ya que es así, aunque a nosotros
nos sucede que como desconocemos otras realidades, nos parezca que no.
Estamos en los tiempos en los cuales debemos borrar de nuestra mente
todo lo que creemos y comenzar a reescribir la verdadera historia, que en
realidad nos realza y nos enaltece y nos une de un modo inseparable a todo el
Universo al cual pertenecemos y del cual descendemos. Estamos en los tiempos en
los cuales en los próximos años, nos encontraremos (oficialmente y masivamente)
frente a frente con otras civilizaciones, aquellas que no pertenecen a nuestro
planeta, y en ese momento nos daremos cuenta que muchas son iguales a nosotros
y entonces nos preguntaremos... ¿cómo es posible? Y en ese instante tomaremos
consciencia de que en realidad, somos descendientes de las estrellas y que
siempre han estado en contacto con nosotros, esperando pacientemente que
evolucionemos y volvamos al lugar del que fuimos parte, para insertarnos
nuevamente de donde alguna vez pertenecimos, en conjunto con ellos.
Por otra parte también tomaremos consciencia, que nuestra historia fue
manipulada para dominarnos, de la misma manera que han hecho con nuestras
religiones. Allí nos daremos cuenta que nuestro planeta fue poblado de
diferentes maneras a lo largo de un tiempo que ni siquiera sabemos que existe,
y que esta, la raza blanca, es la quinta raza que pobló la Tierra. Por eso
nadie ha podido explicar convincentemente el distinto color de la piel de las
razas que hoy existen en nuestro planeta, pero además, que explicación tienen
los diferentes hallazgos de estructuras óseas de hombres de más de 3 metros o
cráneos que no tienen nada que ver con el humano o construcciones antiquísimas
que salen de contexto o además, como si fuera poco, hace un tiempo se han
encontrado grabados similares a los de las líneas de Nazca, donde dinosaurios
persiguen a... seres humanos. Y estos son simples ejemplos.
Y para terminar, queridos amigos, nuestra verdadera historia no cierra
de ninguna manera si no incorporamos naturalmente la aceptación de los miles de
vidas anteriores que la mayoría de nosotros hemos vivido, o sea el concepto de
reencarnación, del que hablaba la Kábala judía así como los primeros cristianos
(no nos olvidemos que la iglesia católica sacó por decreto todo lo referido a
la reencarnación en el Concilio de Nicea allá por el año 325 de nuestra era).
Y lo digo, sabiendo sin lugar a dudas, que esto puede afectar la
sensibilidad de gran parte de la
humanidad que ha recibido enseñanzas religiosas, que aún hoy se intentan
mantener a
rajatabla. Porque también es cierto que aceptar otras realidades
implica dar por la borda con gran parte de lo que se ha venido sosteniendo a lo
largo del tiempo.
¿Pero, saben una cosa? Ya es
tiempo de descubrir la verdad y comenzar a adaptarnos a esta aunque nos lleve a
cambiar todo lo que sostuvimos hasta ahora.
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