domingo, 25 de noviembre de 2012

INVESTIGACIONES PARA DAR A LUZ UN NUEVO MUNDO (Nº 97)



IMAGINAR LA NUEVA TIERRA EN EL PRESENTE  CON EL PODER DEL AHORA  Fragmento del libro “LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS”, que se está canalizando. 

Por Alicia Sánchez Montalbán   (www.agartam.com)   


EL MUNDO NO TIENE FIN
Últimamente, muchos de vosotros andáis preocupados con la idea de que el mundo llega a su fin. No sucederá.
Al igual que la energía no muere sino que se transforma, el mundo está experimentando un proceso de transformación. Algo necesario para que el universo continúe evolucionando en armonía, tal como lo ha hecho desde el origen de todas las cosas.
No es que estéis siendo castigados, ni que el Padre/Madre se disponga a mostraros su ira por las faltas y ofensas que habéis cometido. Es simplemente un devenir natural en la evolución de la energía y de la materia.
Si lo vierais de este modo dejaríais de sufrir. Sufrís cuando imagináis todas esas catástrofes con las que supuestamente la Tierra será devastada.
Sufrís cuando creéis que os tocará a vosotros o a vuestros seres queridos, y es entonces, en medio de tanto sufrimiento, cuando os olvidáis de que no sois cuerpos eternos, sino almas inmortales habitando en cuerpos finitos.
¿Qué más da lo que vaya a suceder? Vuestra alma conoce la ruta y comprende el proceso. Confiad en ella, en su sabiduría innata, para poder avanzar con alegría y paz interior. Os apartáis de la paz interior cuando os dejáis llevar por el miedo y la desconfianza.
¿Es que acaso, cuando teméis a la muerte, no os estáis olvidando de que sois una parte de Dios que nunca perece? ¿No veis que sufrir porque vuestra vida en la Tierra puede acabarse es el mayor apego al que os aferráis, intentando evitar lo inevitable?
Vuestra vida en la Tierra se acabará justo en el instante en que llegue el momento. Ni antes ni después. Por lo tanto, ¿por qué y de qué os preocupáis?
Y lo mismo sucede con la vida de vuestros seres queridos.
Terminará cuando llegue la hora. Exactamente en ese instante. Ni antes ni después.
No existen los acontecimientos fortuitos que retiren a nadie de la Tierra antes de que su alma decida marcharse por propia voluntad. El libre albedrío es profundamente respetado en todos los planos de la existencia. Si sois una parte de Dios, experimentando otras realidades más allá de sí mismo, ¿cómo no ibais a disponer de un atributo tan sustancial a Dios mismo? El poder de elegir y decidir. ¿Cómo podríais crear nuevos mundos y conoceros a vosotros mismos si no dispusierais de la capacidad de elegir en cada momento aquello que consideréis oportuno?



Pero no os equivoquéis. Si bien es cierto que vuestras mentes terrenales están eligiendo constantemente en qué pensar y enfocarse y, de ese modo, atraen realidades y experiencias a vuestras vidas, es únicamente el alma la que decide cuándo debe marcharse.
Es cierto que la mente puede influir e incluso impedir durante algún tiempo que esa decisión se ejecute del todo, pero aún así, la única elección válida en este sentido es la que realiza el alma. Por mucho que la mente diga que quiere morir, si el alma considera que aún no ha llegado el momento, esa persona no morirá. Podrá permanecer inmersa en una realidad intermedia durante décadas, pero el alma no abandonará el cuerpo, hasta que ella misma decida que ya no desea seguir experimentando en él.
Por lo tanto, hermanos, daos cuenta de la riqueza que podríais llevar a vuestras vidas estando en permanente contacto con vuestra alma.
En vez de vivir ajenos a ella, presos de vuestras mentes, practicad la conexión diaria con el alma que os da la auténtica vida. Tal vez así acabarían vuestros temores. Tal vez así incluso podríais tener la certeza de cuándo llega la hora de abandonar la Tierra y continuar
experimentando en otro lugar.
Si tuvierais plena conexión con el alma comprenderíais que no hay nada que temer en cuanto a las profecías que anuncian el fin del mundo, porque el alma sabe perfectamente lo que habéis venido a hacer aquí y hasta cuándo ha planeado quedarse.
En verdad en verdad os digo, hermanos, que la Tierra no se destruirá, pero sí se transformará. Esa transformación no pasará obligatoriamente por medio de catástrofes y desastres naturales, como muchos de vosotros imagináis.
Sed conscientes de que al imaginarlo en masa y de manera constante lo estáis atrayendo y creando, en cierto modo.
El gran plan evolutivo que incluye a la Tierra, pero también a todos los planetas y estrellas de vuestro universo, no va a detenerse porque un solo planeta está creando una orientación diferente a la del conjunto. Sin embargo, ese planeta puede influir drásticamente sobre sí mismo si las mentes creadoras de los seres que lo habitan se enfocan al unísono en una misma dirección. La capacidad de cada planeta de transformarse a sí mismo es infinita. No lo es su capacidad de influir en el Total.
Sucede lo mismo con vuestras almas. Un alma tiene absoluto poder de decisión sobre sí misma, pero no sobre otras almas ni sobre el total. Recordad que una de las leyes universales que más os afectan es que como es arriba es abajo. Lo que es válido para el conjunto es válido para las partes que lo componen, porque vosotros sois pequeñas extensiones de Dios, experimentando su poder creador en realidades diminutas.
Así pues, si sabéis que podéis influir en el modo en que la Tierra se está transformando, haciendo uso de vuestro poder creador en unidad, ¿por qué no os planteáis uniros para imaginar, y por lo tanto crear, un modo más armónico de transformaros?
En vez de imaginar todos a una que van a suceder tantas catástrofes, imaginad unidos que los ecosistemas se regeneran a sí mismos. Son sabios y antiguos. Saben perfectamente cómo hacerlo.
Imaginad también que los habitantes de la Tierra despiertan a su auténtica verdad y dejan de hacerse daño a sí mismos, a los demás y al planeta. Sois una parte de Dios. Sabéis cómo hacerlo.
Imaginad que el corazón de la Tierra comienza a latir en armonía con el corazón de todos los hombres y mujeres, con el de los animales, con el alma de las plantas, rocas y minerales. Imaginadlo. Sois capaces de crear una transformación armónica. No os empeñéis en crear desastres y desolación. Cread armonía.
Trascended el miedo confiando en quienes sois en realidad y en la sabiduría de vuestra alma. Entrad en la nueva dimensión vibrando alto.
Vibrad bien alto y dejareis de dudar.
Vibrad bien alto y se acabará el miedo que os desconecta de vuestra esencia.
Vibrad bien alto y vuestros sueños más elevados se harán realidad en breve.
La Tierra se está transformando con gran rapidez. Es algo que ya nadie puede cuestionar. Os estáis elevando hacia una dimensión superior, donde el Amor y la conexión con la esencia guiarán la nueva vida en la que existiréis. Es algo inevitable. Ha llegado la hora del gran final de la vieja energía, esa que os mantenía desconectados del ser de luz que lleváis dentro y en permanente lucha con vosotros mismos y con los demás.
No podéis detener el proceso, pero sí podéis influir en él con vuestra capacidad creadora en acción. Unidos sois invencibles. Unidos podéis generar la vibración deseada para transformaros en armonía.



Sed conscientes, hermanos, de que lo que suceda es vuestra responsabilidad, pero no como un castigo impuesto por vuestras malas obras, sino como una consecuencia natural de vuestro poder creador en acción.
Elegid, elegid cada uno de vosotros en este instante desde el corazón: ¿cómo deseo transformarme?, ¿caóticamente o en armonía? ¿Cómo deseo que se transforme el planeta en el que vivo y todos sus habitantes?
Imaginadlo. Idead ese modo más elevado y enfocaros en él a diario. Compartidlo con los demás. Hablad de él.
Sentidlo en vuestros corazones como una realidad, y comprobaréis por fin y a gran escala la magnitud de la magia que lleváis dentro. Dejad de pensaros a vosotros mismos como víctimas de un gran plan en el que ahora os toca pagar por los crímenes cometidos. No habéis cometido ningún crimen. Sólo habéis hecho uso de vuestro poder creador generando consecuencias nefastas sobre vosotros mismos.
Aprovechad la poderosa energía de transformación que estáis recibiendo desde el cosmos para provocar también la transformación desde el interior. Uníos para crear. Uníos para imaginar la Tierra deseada. Dejad de hablar de lo que otros dijeron que va a suceder y comenzad a hablar en todas partes de lo que estáis creando como una realidad, como un hecho.
La nueva Tierra está llegando y lo está haciendo de manera armónica y elevada. Ése es el pensamiento que más os ayudará. Sostenedlo. Instaladlo en vuestras mentes y en vuestros corazones y no dudéis de él ni por un instante. No dudéis de vosotros mismos.
Sois capaces. Podéis hacerlo. Es vuestra Verdad.




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